«Las mujeres son fuerza genuina para la vida de las familias… ellas ofrecen una indispensable aportación en la sociedad, en particular con su sensibilidad e intuición hacia el otro, el débil y el indefenso». Papa Francisco.
El mundo enfrenta un fuerte y profundo impacto en lo económico, político, social, cultural… que se han agravado por los efectos de la pandemia del covid 19. Una de las realidades más evidentes es el incremento desmedido de la violencia física, sicológica, doméstica, familiar, laboral… en contra de la mujer.
«1 de cada 3 mujeres es víctima de violencia a lo largo de su vida» señala la ONU, situación que está enraizada y que sigue provocando dolor, tristeza y desconsuelo en las familias, y que en nuestro país ya deja más de cien mujeres asesinadas, en su mayoría por su pareja. ¡Esta es ´otra pandemia´!
Muertes violentas que generan incertidumbre, miedo e impotencia. Ante esta vulneración permanente de la dignidad de la persona, surge una interrogante que tendría que cuestionarnos a todos, personas e instituciones ¿qué podemos hacer y cómo podemos enfrentar este gravísimo mal social?
¨La violencia contra la mujer se mantiene en la sociedad, pues persiste una mentalidad machista, que ignora la novedad del cristianismo, el cual reconoce y proclama la igual dignidad y responsabilidad de la mujer con respecto al hombre donde hombre y mujer tienen los mismos derechos e iguales responsabilidades», señaló el Papa Benedicto XVI, a lo que el Papa Francisco añade que «si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de guerra, todos debemos hacer mucho más por la dignidad de cada mujer», una invitación a crear acciones ciudadanas y gubernamentales urgentes para detener este crimen social que desdice y anula a la humanidad.
No podemos ser indiferentes ni permanecer pasivos, ahora más que nunca, se necesita concienciación, propuestas y acciones encaminadas a prevenir y superar este tipo de atrocidades cargadas de fatalidad y barbarie.
Es fundamental la gestión y labor desde el Gobierno y las organizaciones vinculadas en la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes. Semejante mal, tan grande y generalizado, solo podrá ser vencido si existe una acción mancomunada de toda la sociedad. No habrá el cambio esperado sino cambia la educación -que se inicia en la familia y debe continuar en la escuela con un énfasis en valores de respeto, inclusión y equidad-, esta transformación no será posible, sin la decisiva participación de los medios de comunicación, mejorando la calidad y contenido de su programación.
Es imperativa una mirada diferente, en el que las mujeres no son sólo estadísticas… son hijas, estudiantes, esposas, madres, trabajadoras, campesinas, profesionales, gobernantes y muchos otros más… ejemplo de dedicación, fortaleza, distinción, ternura y esperanza, superando, en la mayoría de ocasiones, obstáculos que la sociedad aún mantiene.
Es necesario y urgente tomar acciones para detener esta violencia que viola la vida, iniciemos desde nuestros espacios de acción reconociendo los derechos y libertades de los propios y de los demás.
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carta No. 56 – 29 de noviembre 2020 de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz
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