Ciudad del Vaticano.- Continúa en el Vaticano el Sínodo sobre la juventud con una reflexión sobre la segunda parte del Instrumentum Laboris, centrada en el acompañamiento.
«Señor, ¿qué quieres que haga?» La pregunta del joven Francisco de Asís, de veintitrés años, llamado en el siglo XIII a «reconstruir» la casa de Dios, es la misma que resuena hoy en los corazones de todos los jóvenes. En efecto, responder a la voz del Señor lleva a encontrar el verdadero sentido de la vida, refuerza el vigor físico, la fuerza de ánimo y el valor, típicos de la condición de la juventud.
Un nuevo Pentecostés
La figura del Pobrecito de Asís y la de otros santos y santas fueron señaladas esta mañana por los Padres sinodales como «modelos actuales». Hombres y mujeres que no han abrazado una idea, sino que han encontrado a un hombre: Jesús. Figuras que impulsan a la Iglesia a romper con los viejos esquemas para inaugurar la era de un «nuevo Pentecostés». Conocer a Cristo resucitado y su «ir contracorriente» es un estímulo al testimonio que los jóvenes están llamados a traer al mundo. Así lo demuestran los muchos que se han convertido en «embajadores de la vida» en aquellos países en los que la vida se ve amenazada por leyes que se oponen a ella. O también -dicen los obispos- quien en contextos de guerra y tensión sigue llevando a cabo «la misión de ser sal, luz y levadura» para la sociedad.
El acompañamiento es empático y no improvisado
El arte del acompañamiento espiritual y del discernimiento es, pues, indispensable, pero no debe ser prerrogativa exclusiva de sacerdotes y consagrados: el Aula del Sínodo invoca la participación de parejas jóvenes, pero advierte: «no a la improvisación». Si un joven no es bienvenido, corre el riesgo de alejarse y de buscar respuestas equivocadas, a menudo decepcionado por los escándalos y la indiferencia. Quien acompaña tiene, por lo tanto, el deber ministerial de ser testigo creíble, de tener una fe sólida y está llamado a escuchar, aconsejar y luego apartarse con confianza, exultando por cada meta alcanzada. La actitud es de empatía y no de simple simpatía: de hecho, los formadores deben reconocer primero la humanidad y la falibilidad de los jóvenes, porque es allí donde Cristo quiere encontrarse con ellos para liberarlos del error. Estará bien para los líderes espirituales recordar sus propias experiencias de caída: la gracia, de hecho, actúa en la historia de una manera ordinaria y se transforma progresivamente.
Matrimonio y consagración, dos vocaciones para valorar en igual medida
La dimensión espiritual es una prioridad. El Sínodo pide que se fomente la participación en la Misa y en la Adoración Eucarística. No sólo son suficientes los «esfuerzos horizontales», sino que también son necesarios los esfuerzos «verticales» para ayudar al joven a mirar hacia lo alto, porque Dios está con él. Ser acogedores, mostrar metas altas y la propuesta exigente del Evangelio son dos características del «acompañar» tanto el matrimonio como el celibato, por el Reino de Dios. Las dos vocaciones -subrayan los obispos- deben ser valoradas de la misma manera por la Iglesia, porque ambas forman parte de la mayor «vocación bautismal» propia de todo cristiano. Si los grandes no tienen grandes sueños, fue la reflexión de los Padres sinodales, ¿cómo van a poder inspirar a los jóvenes? Del Sínodo nace la propuesta de un secretariado de jóvenes en cada circunscripción eclesiástica con el fin de dinamizar la acción pastoral. Los jóvenes -fue la reflexión- son el presente y el futuro de la Iglesia.
Intervenciones de los auditores
El cierre matutino de la congregación fue la intervención de algunos auditores que subrayaron la inadecuación de una propuesta eclesial centrada en el teísmo ético frente a la profunda sed de espíritu de los jóvenes. Ellos quieren a Jesús y la Iglesia tiene el deber de mostrarlo y de no considerar»tiempo perdido» aquel dedicado al cuidado pastoral de las nuevas generaciones. En medio de tantas voces -fue la reflexión- los jóvenes necesitan discernir qué voz viene del Señor, y no quieren que los adultos tomen decisiones en su lugar, sino que les ayuden a no retrasar las elecciones importantes de la vida. Fue conmovedor el testimonio de quienes destacaron la necesidad de no subestimar los peligros que los jóvenes enfrentan en el mundo real y virtual. El corazón humano está hecho para la Belleza, la Bondad y la Verdad que sólo la Iglesia-madre puede revelar.
Miembros de nombramiento pontificio que completan la Comisión del Documento Final
Finalmente, después de la elección de ayer de los 5 Padres sinodales que representan a los 5 continentes en la Comisión para la redacción del Documento Final, durante la congregación de esta mañana se anunciaron los tres miembros de nombramiento papal: el Arzobispo Mayor de Kiev-Halyc Sviatoslav Shevchuk, Jefe del Sínodo de la Iglesia Católica Griega Ucraniana, el Padre Alexandre Awi Mello, Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y el Rev. Eduardo Gonzalo Redondo, responsable de la Pastoral Vocacional de Cuba. Estos ocho trabajarán junto con el Relator General, los dos Secretarios Especiales y el Secretario General, en el trabajo de la Comisión. (Paolo Ondarza)
Fuente: Vatican News