Del 18 al 25 de enero se lleva adelante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que en este año 2021 tiene el lema «Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia» (Jn 15, 5-9). El papa Francisco invitó a todos a rezar concordes para que se cumpla «el deseo de Jesús»: «Que todos sean uno» (Jn 17, 21). «La unidad, que siempre es mayor que el conflicto».
La celebración cae todos los años del 18 al 25 de enero en el hemisferio norte, mientras que en el sur, donde el mes de enero es un período de vacaciones, las Iglesias lo celebran en otras fechas, por ejemplo en Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución de 1926), un período igualmente simbólico para la unidad de la Iglesia. En Roma será el Papa, como de costumbre, quien cerrará la Semana el 25 de enero en la Basílica de San Pablo Extramuros presidiendo la celebración de las Vísperas junto con los representantes de las demás Comunidades Cristianas.
Las raíces del movimiento ecuménico
Es necesario volver a los años alrededor del 1740 en Escocia para trazar el nacimiento de un movimiento pentecostal con vínculos en América del Norte, cuyo nuevo mensaje para la renovación de la fe llama a rezar por y con todas las Iglesias. En ese momento fue el predicador evangélico Jonathan Edwards quien pidió un día de oración y ayuno por la unidad, para que las Iglesias pudieran encontrar su impulso misionero común. Con un salto a 1902, llegamos a la fecha en que el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Joaquín III, escribió la encíclica patriarcal y sinodal Carta irenica, en la que invitaba a orar por la unión de los creyentes en Cristo. Unos años más tarde, en 1908, el reverendo Paul Wattson instituyó, y celebró por primera vez en Graymoor (Nueva York), un «Octavario de Oración por la Unidad», del 18 al 25 de enero, con la esperanza de que se convirtiera en una práctica común.
Documentos clave
El 1964 es el año marcado por el histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I, que en Jerusalén rezaron juntos la oración de Jesús «para que todos sean uno» (Jn 17:21). Pero también es el año del Decreto sobre el Ecumenismo del Concilio Vaticano II, Unitatis Redintegratio, que subraya que la oración es el alma del Movimiento Ecuménico, y anima a la observancia de la Semana de Oración. También hay que recordar que el próximo mes de abril se celebrará el vigésimo aniversario de la Charta Oecumenica, el documento conjunto firmado en Estrasburgo entre el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa y la Conferencia de Iglesias Europeas, que presenta las directrices para aumentar la cooperación entre las Iglesias cristianas de Europa.
Los subsidios de las Semanas de Oración
Desde 1968, el opúsculo que indica cómo orar con espíritu ecuménico, en este tiempo fuerte, es producido por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Desde 1975, estos textos -lecturas bíblicas, comentarios y oraciones para cada día de la semana- son preparados sobre la base de un proyecto elaborado cada año por un grupo ecuménico local en un país diferente. Desde este punto de vista, podemos decir que en el mismo método encontramos el significado de «ecumenismo»: lo universal, traducido literalmente con la espléndida expresión «tierra habitada».
El subsidio se propone con la advertencia de que, en la medida de lo posible, debe adaptarse a las costumbres locales, prestando especial atención a las prácticas litúrgicas en su contexto sociocultural y a la dimensión ecuménica. En algunos lugares ya existen estructuras ecuménicas capaces de llevar a cabo esta propuesta y donde faltan se espera que se implementen.
Fuente: Vatican News