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(RE) Construyendo el espacio de la Vida

Maria Jesus Alfaro*.- ¿Cuánto toma construir una vida? Pasar por el ciclo de nacer, descubrir el mundo, reconocer todo como nuevo ante nuestros ojos, asir el cotidiano como propio, crecer, asumir responsabilidades, caer, sentir, amar, sonreír, celebrar, trabajar, vivir, vivir y vivir. Instantes que pasan como fotografías delante de nuestros ojos cuando ya los hemos vivido, recuerdos memorables y olvidables, decisiones tomadas y pasos andados, con o sin arrepentimientos.

¿Dónde se construye la vida? ¿Qué tanta atención nos merecen esos espacios que nos albergan en el día a día? Las paredes que nos cobijan, las tiendas que nos reciben, los paraderos que nos contienen. ¿Cuánta vida pasa desapercibida, cuántos espacios damos por sentado, ¿cuánta arquitectura y ciudad son necesarias para reconstruir el espacio de una vida?

El 18 de octubre pasado un incendio de proporciones considerables tomó por sorpresa a la comunidad en el distrito de El Agustino. Las noticias locales reportaron que el siniestro se habría iniciado en una fábrica de calzado para propagarse, casi de inmediato, a un almacén del Ministerio de Salud; aquí se habría hablado únicamente de pérdidas materiales de no ser porque uno de los muros se desplomó, tomando la vida de tres valientes de rojo.

Diecisiete días después, el 04 de noviembre, el Rímac despertó cubierto de una densa nube de humo gris. Un incendio aterrador en la zona de Cantagallo destruyó casas, negocios, tiendas y talleres de la comunidad Shipibo-Konibo en Lima. Cuatrocientas familias perjudicadas, más de 2 mil personas expuestas a la intemperie y a la necesidad de re-construir su vida y ese espacio que los albergaba, al que llamaban hogar, al que llamaban vecindario.

La comunidad se movilizó. Colectivos, jóvenes, profesionales y voluntarios de todos los frentes, dispuestos a dar una mano en la reconstrucción física del espacio cotidiano y de la vida reducida a cenizas en cuestión de horas.

Doce días han pasado desde el lamentable siniestro en Cantagallo. La prensa induce a voltear la mirada a noticias del espectáculo, política y actualidad nacional una vez más. El siniestro en Cantagallo, aunque doloroso e innecesario, parece empezar a convertirse en parte del pasado. La comunidad local (aquellos a los que no les pasó) parece, una vez más, adaptada a las consecuencias de un siniestro como este en la ciudad.

El fuego, sin embargo, no olvida y parece dispuesto a recordarnos una vez más la fragilidad de nuestros espacios cotidianos. El miércoles 16 de noviembre los noticieros irrumpen en los televisores y dispositivos electrónicos con la noticia de un incendio en el distrito de Miraflores, en el Centro Comercial Larcomar. Una sala de cine consumida por las llamas cobra la vida de cuatro personas. Mientras las familias lloran lo sucedido, algunos otros preguntan por el dinero invertido en las entradas compradas para la función de esa tarde, en la sala de cine siniestrada. La vida continúa a toda costa, más allá de las llamas, el fuego y las cenizas.

¿Qué significa empezar de nuevo? En lo que va del año, según estadísticas del Cuerpo General de Bomberos del Perú, se han registrados 4805 incendios en Lima y Callao. Más de 4 mil eventos que han significado, para sus protagonistas, recolectar las piezas sobrantes de la vida perdida y arrebatada. Reconocerse extraño en su propia casa, reinventar dinámicas cotidianas alteradas. Extranjeros en la tierra que ya creían suya, sentirse fragmentado en mil pedazos y no saberse con la habilidad de rearmar un rompecabezas que nunca se planeó desarmar.

¿Qué significa empezar de nuevo?, ¿cuánto toma re-construir una vida?, esa vida que a veces tomamos por sentada; ¿cuántos lugares habitamos sin que les prestemos atención?, ¿cómo reconstruir lo que se da por sentado? Cómo re-armar los espacios en los que construimos y reconstruimos las definiciones, roles y motivaciones de nuestras acciones.

Cuánto de nuestro día a día es invisible simplemente porque no nos detenemos a mirarlo, o porque ya lo conocemos tan bien que pasa desapercibido. ¿Cuánto puede desaparecer súbitamente, exponiendo al ser humano a la necesidad de reconocerse frágil y limitado, pero con el potencial de conquistar el mundo entero una y mil veces más?, ¿cuánto aporta la comunidad en el proceso de reconstrucción?, ¿cuánto tiempo es necesario para corregir, curar y re-construir, sin olvidar?

* Arquitecta. Estudiante de Doctorado en Geografía Humana en Universidad de Birmingham (Reino Unido).

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Compartido por Diario La República, Perú