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SIGNIS ALC

19 diciembre 2022

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Pesebre con rumbo incierto…

Pesebre con rumbo incierto…

«Y si de verdad queremos celebrar la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y el asombro de la pequeñez, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Y para encontrarse con Él hay que llegar allí, donde Él está; hay que rebajarse, hay que hacerse pequeño, dejar atrás toda vanidad, para llegar donde Él está.» Papa Francisco, diciembre 2022.

El pesebre, la representación del Nacimiento de Jesús, lo inició San Francisco de Asís en la Navidad de 1223, en el pueblo de Greccio, al centro de lo que hoy es Italia. Esta primera representación del Nacimiento fue en una cueva donde colocó una pesebrera llena de heno y alrededor también acomodó un y un buey.

 

En Latinoamérica, desde el siglo XVIII, los días previos a la Natividad, se desarrolla una Novena en honor al niño Jesús, tradición arraigada especialmente en Ecuador, Colombia y parte de Venezuela. Un encuentro fraterno de familiares y amigos para compartir la fe, reflexionar sobre la venida del Salvador, cantar villancicos y luego compartir un ágape fraterno.

 

En el mundo cristiano, desde varias semanas antes del 25 de diciembre, la gente vive con mucho entusiasmo, alegría y jolgorio… las casas se ponen en «modo Navidad». Están pendientes de la Novena. Se preocupan y ocupan en preparar la cena de la fiesta. En escuelas y colegios se realizan varios actos dedicados a la celebración de la Nochebuena. Algunas instituciones y familias se organizan para visitar lugares olvidados y alejados para «hacer Navidad». En varios pueblos y ciudades se organiza «el pase del del Niño». En fin, el ajetreo es generalizado.

 

Pero, esta fiesta ha tenido una especie de metamorfosis, en la que de alguna manera se ha cambiado la esencia navideña… quizá hoy tenemos una Navidad vacía del Niño Jesús, pues, paulatinamente, gracias al consumismo, al marketing, se ha reemplazando el Pesebre, por el árbol de Navidad, al niño Jesús por Santa Claus, a los Reyes Magos por los centros comerciales, a los pastores por cenas y shows artísticos, a los ofrendas de los Reyes Magos por fundas de caramelos, regalos diversos por farras de todo calado, fiestas subidas de tono y borracheras de diferente grado.

 

En estas fechas el consumismo se manifiesta en su máxima expresión: luces de colores, árboles varios, vistosos arreglos navideños, música diversa y personajes conocidos aparecen por doquier, en todos los medios y redes, con las mejores ofertas y mayores créditos… el bombardeo induce al endeudarnos al por mayor y menor, y los marketeros (profesionales en la promoción publicitaria), hacer creer que la «felicidad» está en comprar lo que es y lo que no es. Caemos y nos endeudamos con demasiada facilidad sin pensar en que luego, debemos cancelar. El mucho o poco dinero que tengamos, lo dilapidamos sin pensar dos veces. Lo importante es gastar a como dé lugar para estar bien provistos para el «destape» en la Nochebuena.

 

Afortunadamente, en estos días el mundo cristiano chorrea solidaridad y sin querer pensamos en los demás. Sale a flote la gratitud, el agradecimiento, la amistad, el reconocimiento y nos invade el «espíritu navideño», sin embargo, la realidad está ahí, taladrando la conciencia nacional, sin rumbo común, esperando cambio y reivindicaciones, especialmente para los más pobres y vulnerables: los desempleados quieren trabajo, los niños con desnutrición crónica reclaman atención urgente, los pacientes demandan medicinas para tratar sus enfermedades, los chicos requieren educación de calidad, los jóvenes piden acceder a la universidad o un empleo digno, la ciudadanía reclama seguridad, extirpar la corrupción, desterrar la impunidad…

 

Un gran regalo para esta Navidad sería que todos y cada uno, trabajemos mancomunadamente por la honestidad, la transparencia, la administración eficiente de los fondos y bienes públicos, por solucionar todas las falencias que aquejan al tejido social y que impiden que las grandes mayorías tengan una vida digna, equitativa y solidaria. Al fin y al cabo, ya casi es NAVIDAD.

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CON LOS OJOS FIJOS EN ÉL, en la realidad y en la fe

Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz No. 163

18 de diciembre 2022