Jennifer Ponce Cori* .- El poder ciudadano se ejerce a través de la fuerza, empuje y compromiso voluntario de las personas, colectivos y organizaciones con la transformación social, y al servicio de nuestra localidad.
¿Y después de las elecciones qué? ¿Qué nos toca ahora como ciudadanos y ciudadanas? ¿Cuál es nuestra responsabilidad tras las nuevas gestiones municipales, provinciales y regionales de cara a las nuevas autoridades electas?
El pasado 7 de octubre participamos en los comicios electorales de las Elecciones Regionales y Municipales 2018 para elegir a través del voto en las urnas a nuevas autoridades políticas que dirijan los 25 gobiernos regionales, 196
Municipalidades Provinciales y 1678 Municipalidades Distritales para el período 2019-2022.
¡Gran responsabilidad ciudadana en nuestras manos! En estas elecciones se registraron 22,652,669 electores hábiles, de los cuales el total de asistentes a las urnas fue de 18, 208, 774 y el total de ausentes de 4, 443, 895, según los datos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
En términos porcentuales, la participación (asistencia) fue de 80.38% y el nivel de ausentismo fue de 19.62%. Estos porcentajes también se ven reflejados a nivel provincial y distrital. Por ejemplo, el total de asistentes alcanzó el 82.52% en la Provincia de Lima (7,071,060 electores hábiles) y 84.25% en San Juan de Lurigancho (747,006 electores hábiles).
A simple vista es positivo que el nivel de la asistencia alcance el 80%, ya que la gente se dirigió a las urnas y emitió su voto: marcando, anulando el mismo o dejando en blanco los casilleros.
Sin embargo, tomemos en cuenta que votar tiene carácter obligatorio en nuestro país, y se dice las personas deciden su voto en las últimas semanas. A partir de esta realidad es crucial reflexionar el papel de la ciudadanía más allá del voto y la participación electoral.
Desde la Ciencia Política, Sherry Arnstein desarrolló un estudio (1969) sobre la Escalera de la Participación Ciudadana («A Ladder of Citizen Participation») en la que se muestra la tipología para reconocer y diferenciar ocho grados de la participación ciudadana.
Los primeros escalones corresponden a la manipulación (1) y la utilización (2) que pertenecen al nivel de la «no-participación», porque son más bien los políticos o decisores políticos que toman las riendas de la participación. En los siguientes escalones están la información (3), la consulta (4) y el aplacamiento (5) que pertenecen al nivel del «formulismo» de la participación ciudadana.
Si bien esta se extiende porque los ciudadanos se informan y son escuchados en sus demandas, no pueden ir más allá, ya que aún las autoridades políticas deciden el curso de las políticas.
En la parte superior de la escalera se encuentran la colaboración (6), delegación de poder (7) y el control ciudadano (8) que pertenecen al nivel del «poder ciudadano» en la que los ciudadanos discuten los temas, debaten las demandas, influyen y determinan los temas de la agenda política a través de la incidencia en las decisiones sobre las políticas públicas.
¿En qué escalón de la escalera nos encontramos? ¿Es posible pasar de la participación ciudadana nominal y superficial al ejercicio pleno del poder ciudadano? El contexto sociopolítico de corrupción, violencias, desigualdades sociales y económicas a nivel local, metropolitano, nacional, latinoamericano e internacional nos exige urgentemente despertar ya del letargo y el desinterés, y preocuparnos por lo que pasa en nuestros barrios, edificios, distritos, ciudades, país, región latinoamericana, mundo.
De ahí que, ejercer ese poder ciudadano significa hacer política, una política ciudadana: sentirnos parte e identificarnos con nuestra comunidad (polis), saber que nuestra voz es importante, saber que el otro/a es importante, apostar por el bien común de los hermanos y hermanos, y así ejercen una ciudadanía plena de incidencia y vigilancia al poder político de las autoridades gubernamentales en todos los niveles.
La participación ciudadana no pueden ser solo las leyes que la institucionalizan en espacios de concertación entre autoridades y organizaciones sociales. ¡Va más allá!
En el distrito de San Juan de Lurigancho, diversas organizaciones sociales, culturales, ambientales, de mujeres, etc., conformaron el Grupo Impulsor del Pacto de Gobernabilidad 2019-2022.
Tras un trabajo arduo elaboraron un documento con las demandas prioritarias del distrito, entablaron el diálogo con los candidatos y candidatas a la Alcaldía, buscaron que éstos asuman los compromisos del Pacto.
En este periodo post elecciones, el grupo entablará diálogo con nuevo alcalde electo Alex Gonzales, buscando la ratificación del Pacto, y camina hacia el seguimiento del mismo.
El poder ciudadano se va ejerciendo a través de la fuerza, empuje y compromiso voluntario de las personas, colectivos y organizaciones con la transformación social, y al servicio de nuestro distrito.
Estaremos atentos y vigilantes con la nueva gestión y sus pasos en materia de las políticas públicas locales. Participación ciudadana es poder ciudadano.
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* Licenciada en Ciencia Política Integrante de SJL en Acción
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