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¿Para qué existo?

Jazmín Rojas Corro*.- Quizá para algunos sea una pregunta común, quizá para otros no tanto. Esta pregunta resurgió en mi vida a principios de este semestre debido a que, en una materia de la universidad, nos la dejaron para hacer un ensayo. Iban transcurriendo los días y, muchos, no teníamos una idea muy clara de cómo responder a dicha pregunta. Como era de esperar no se llegó a un consenso, que tampoco se buscaba, ya que al ser personas distintas nuestro sentido de vida no necesariamente sería el mismo.

Semanas después, en la misma materia, nos dejaron como tarea leer a Erich Fromm. Es ahí donde lo escrito en los ensayos tomó un poco más de sentido. En la segunda parte del libro «¿Tener o ser?» se proponen dos modos de existencia, el modo de «tener» y el modo de «ser».

En primer lugar, encontramos el modo de «tener». Este consiste en que el individuo construye su identidad a partir de sus pertenencias, que pueden ser objetos, personas o también habilidades. El tener es alimentado por la sociedad capitalista en que nos encontramos, la cual nos impone ciertas ideas como que mientras más dinero, cosas y éxito se tengan, más felices podremos ser, cuando no necesariamente es así. Es sabido que hay personas que teniendo mucho no logran ser felices.

De estas últimas semanas se puede rescatar el ejemplo de los hermanos Fujimori, donde Kenji, por su deseo de poder, ha podido perjudicar a su hermana al decir que si Keiko no llega a la presidencia él se lanzaría como candidato presidencial. Aquí se puede apreciar cómo el deseo de tener más va más allá del respeto hacia los otros.

Por otro lado, encontramos el modo de «ser» que se refiere a la experiencia, muchas veces indescriptible en palabras. En este modo de existencia la dicha depende de amar, compartir y dar.

Un claro ejemplo de este modo de existir nos lo da Jesús, al enseñarnos «el segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento más importante que éstos» (Marcos 12,31). Asimismo, él nos enseñó a compartir todo lo que tenemos y no aquello que nos sobra, como en la parábola de la viuda pobre. Es ahí donde podremos encontrar la felicidad. Fromm comenta que la alegría no es momentánea, sino que es el resplandor que acompaña al modo de «ser».

No buscamos criticar tajantemente el modo de «tener», pues como el mismo Fromm menciona, existe el «tener existencial», que consiste en tener y buscar tener todo lo necesario para vivir como: comida para alimentarnos, ropa para vestirnos y entre otras cosas fundamentales.

Frente a esto, se nos invita a pensar en todos aquellos que no cuentan siquiera con lo necesario para sobrevivir, en todos aquellos que nos necesitan, en todos aquellos que se encuentran en las periferias existenciales de las que nos habla Francisco. Pues debemos buscar ir en contracorriente, ser auténticos y enfrentarnos a esta sociedad que nos impone un modo existencial de «tener» y no de «ser».

* Estudiante de psicología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Miembro de la pastoral universitaria Iñigo. Miembro del movimiento Jóvenes Sin Fronteras

Compartido por diario La República