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Papa Francisco en Colombia: No se dejen robar la alegría y la esperanza

Bogotá, Colombia.- En su primer saludo a los jóvenes y demás personas que lo esperaron con vivas y música en la entrada de la Nunciatura apostólica, el papa Francisco agradeció a los colombianos «por el esfuerzo que han hecho… Eso se llama heroísmo… Sigan adelante siempre, no se dejen vencer, no se dejen engañar», dijo el Pontífice a su llegada a la sede de la representación diplimática de la Santa Sede en Colombia.

Junto a los centenares de fieles concentrados en las afueras de la nunciatura, el papa Francisco rezó un Ave María… Y un grupo de jóvenes, en las voces de Angie y Ferney, recuperados del mundo de las calles y las drogas, saludaron emocionados al Santo Padre, a quien pidieron que tuviera en cuenta al sacerdote Javier De Nicoló (q.e.p.d) como futuro santo de la Iglesia en Colombia.

Uno de los regalos entregados por estos jóvenes fue una ruana, que el Papa se puso inmediatamente.

Y volvió a repetir: «No se dejen robar la alegría y la esperanza.» Concluyó pidiendo el favor que el mundo le ha escuchado desde el primer día de su pontificado: «Oren por mí».

Festiva bienvenida

Por la tarde, a su llegada a Colombia, el avión de Alitalia que lo trajo desde Roma, con la comitiva papal, arribó a las 16h10 y luego de un breve protocolo oficial, que incluyó su saludo al Presidente Santos y su esposa Clemencia; al Nuncio Apostólico, monseñor Ettore Balestrero; al Cardenal Primado, monseñor Rubén Salazar; al presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Óscar Urbina; al director ejecutivo de la visita papal, monseñor Fabio Suescún, y varios obispos que se encontraban en la pista del aeropuerto El Dorado; también ofreció su saludo al gabinete ministerial.

Se detuvo frente al grupo de jóvenes que desbordaban alegría bailando cumbia en su honor; fue cercano y tierno con sus hijos discapacitados, algunos de las fuerzas militares de Colombia, que lo esperaban ansiosos para saludarlos y dejarse bendecir por él.

Subió al papamóvil para dirigirse a la Nunciatura. Se dejó amar por la multitud que a gritos lo saludaba… Debió emocionarse como se emocionó Cristo en su entrada a Jerusalén, pero como el mismo Francisco lo ha dicho en repetidas ocasiones, refiriéndose a este tipo de manifestaciones en las calles de las naciones que lo han recibido durante su pontificado: «Inmediatamente recuerdo la cruz que acogió a Nuestro Señor».

Fuente: CEC