Ciudad del Vaticano.- En un mensaje dirigido a la Pontificia Academia para la Vida, con ocasión de la celebración del 25° aniversario, el papa Francisco criticó los efectos del «sistema económico y la ideología del consumo» y lamentó que la fraternidad «sigue siendo la promesa incumplida de la modernidad». En el documento, que lleva como títutlo «Humana communitas» (La comunidad humana), Francisco dio su visión sobre los cambios tecnológicos de los últimos años, refiriéndose a «las tecnologías de la información y de la comunicación, las biotecnologías, las nanotecnologías y la robótica».
«Hoy es posible intervenir con mucha profundidad en la materia viva utilizando los resultados obtenidos por la física, la genética y la neurociencia, así como por la capacidad de cálculo de máquinas cada vez más potentes», expresa en su carta.
«También el cuerpo humano es susceptible de intervenciones tales que pueden modificar no solo sus funciones y prestaciones, sino también sus modos de relación, a nivel personal y social, exponiéndolo cada vez más a la lógica del mercado», agregó.
En ese marco, destacó que «ante todo, es necesario comprender los cambios profundos que se anuncian en estas nuevas fronteras, con el fin de identificar cómo orientarlas hacia el servicio de la persona humana, respetando y promoviendo su dignidad intrínseca».
Ante estos cambios, según el papa, «la medicina y la economía, la tecnología y la política que se elaboran en el centro de la ciudad moderna del hombre, deben quedar expuestas también y, sobre todo, al juicio que se pronuncia desde las periferias de la tierra».
«De hecho, los numerosos y extraordinarios recursos puestos a disposición de la criatura humana por la investigación científica y tecnológica corren el riesgo de oscurecer la alegría que procede del compartir fraterno y de la belleza de las iniciativas comunes, que les dan realmente su auténtico significado», lamentó.
«Debemos reconocer que la fraternidad sigue siendo la promesa incumplida de la modernidad», planteó, en un escenario en el que «el aliento universal de la fraternidad que crece en la confianza recíproca parece muy debilitada, dentro de la ciudadanía moderna, como entre pueblos y naciones».
«Todos estamos un poco replegados sobre nosotros mismos. El sistema económico y la ideología del consumo seleccionan nuestras necesidades y manipulan nuestros sueños, sin tener en cuenta la belleza de la vida compartida y la habitabilidad de la casa común», planteó en tono crítico.
En esa línea, lamentó » la falta de atención a la gran y decisiva cuestión de la unidad de la familia humana y su futuro», retomando los planteos de su encícilia sobre ecología integral de 2015, Laudato si’..
«La erosión de esta sensibilidad, por parte de las potencias mundanas de la división y la guerra, está creciendo globalmente a una velocidad muy superior a la de la producción de bienes», manifestó en la misiva divulgada este martes por el Vaticano.
«Es una verdadera y propia cultura -es más, sería mejor decir anti-cultura- de indiferencia hacia la comunidad: hostil a los hombres y mujeres, y aliada con la prepotencia del dinero», denunció.
Fuente: Caminos Religiosos