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Obispos ecuatorianos anuncian apoyar el Diálogo Nacional

Quito, Ecuador.- Los Obispos del Ecuador expresaron su preocupación sobre la crisis económica, el desempleo y la pobreza que afecta a mucha gente en el país, a consecuencia, entre otras razones, de los altos niveles de corrupción registrados en la administración del Estado.  Así señalaron en un pronunciamiento que hicieron público al término de su reciente Asamblea Plenaria.  Los obispos comprometieron también su participación y apoyo en el diálogo nacional convocado por el Gobierno.

A continuación la declación íntegra de los obispos ecuatorianos:

APORTE DE LOS OBISPOS DEL ECUADOR AL DIÁLOGO NACIONAL

En el contexto del clima de diálogo que hoy se promueve en nuestro país, deseamos expresar algunas de nuestras preocupaciones.

Necesitamos una nueva forma de hacer política que, más allá de intereses particulares, busque el bien común y promueva un gran pacto nacional al servicio de los ciudadanos.

La crisis económica reclama una política más clara y decidida a favor de la inversión productiva y de la creación de empleo. La desigualdad se hace cada día más evidente, siendo mucha gente la que pasa serias dificultades para llegar a fin de mes. Nos preocupa, especialmente, la tasa de desempleo juvenil y la falta de una remuneración suficiente para poder vivir con dignidad.

El tema de la corrupción es motivo de escándalo y de vergüenza por la afrenta que supone para los más pobres. La cantidad de funcionarios de alto nivel acusados, procesados, condenados o huidos al exterior, deja en evidencia la gravedad de los delitos y el robo que, de forma sistemática, se ha hecho al país. La proliferación de sobornos, coimas y sobreprecios en la obra pública, manchan la conciencia nacional y la dimensión ética de nuestra convivencia. Robar el dinero a los pobres es muy grave, pero igualmente grave resulta la creación de una subcultura que todo lo justifica en beneficio propio. Desde la impunidad, fenómenos como la delincuencia, el femicidio, el robo o el asesinato,… se vuelven comunes en nuestro diario vivir.

Compartimos también nuestra preocupación por la familia, sometida a fuertes cambios culturales y a la dictadura de la ideología de género, no suficientemente contrastada desde la ciencia y desde la antropología. Se trata de una ideología que, reduciendo la sexualidad humana a una construcción simplemente cultural, acaba atentando contra la naturaleza y dignidad de la persona. El país se va llenando de leyes y ordenanzas que no son suficientemente contrastadas y socializadas.

En cuento a la ecología expresamos ya desde hace tiempo nuestra actitud crítica con el descuido de la Casa Común. A todos nos corresponde estar atentos a las explotaciones mineras a cielo abierto, a la extracción petrolera, al envenenamiento del agua, al irrespeto de los pueblos no contactados y a la falta de consulta a las comunidades. Hoy, nuestro país es más frágil y está más amenazado que en otro tiempo. Por eso, sentimos con más fuerza la necesidad de cuidar la obra del Creador.

Lo que está en juego no es sólo el prestigio de las instituciones o la transición a una auténtica democracia, sino el bienestar y el futuro de nuestro pueblo. Con él caminamos, invocando la bendición del Buen Dios, Padre de todos, sobre cada ciudadano, sobre sus familias, y sobre nuestras autoridades. Les pedimos mayor claridad, decisión y voluntad política para construir un país democrático, incluyente, pacífico, justo y solidario. Un país bendecido por Dios.

CONSEJO DE PRESIDENCIA
CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA