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SIGNIS ALC

17 diciembre 2012

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Navidad: Momento histórico y decisivo

Navidad: Momento histórico y decisivo

Navidad Is. 9, 1-6; Ti. 2, 11-14; Lc. 2, 1-14.

 

Navidad es un momento histórico y decisivo.

 

El emperador de Roma y del mundo, César Augusto, ubica el acontecimiento del nacimiento de Jesús. Es como que la historia ya tiene un centro: el nacimiento de Jesús. Se nos viene claro el hecho de la centralidad del Señor en la vida humana. El nacimiento de Jesús marca la verdad de la realización plena de todo hombre, mirar a Jesús para saber hacia dónde caminar, para tener con quien caminar y para contar con quien hace posible nuestra realización.

 

Censo.

 

Hay siempre jefes que ordenan y pueblos que obedecen. José y María que estaba encinta van al censo a Belén. Es la realidad de la historia en todos sus aspectos. Es en la historia cuando le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre. Encontramos una historia de todos en la que el Señor se hace presente, esta es la verdad de la navidad, el Señor que se mete en la historia de todos los días. Nos encontramos con María que como todas las mamás recibe al hijo don de Dios y, como todas las mamás, lo envuelve, lo siente propio.

 

Hoy.

 

Debajo de una fiesta que se piensa para niños más que para el Hijo, todo se rodea de una realidad de comercio, luces y ruidos, y resulta difícil entender que se esconde un misterio y una fuerza de vida:

 

Un Dios con nosotros bajo unos ropajes sencillos

Un Dios que está en nuestra existencia, en nuestra vida

Un Dios que se nos manifiesta.

 

¿A través de quien, de qué, y como se te ha dado a conocer a ti y ha salido a tu encuentro? ¿Has vivido su presencia en ti, en tu familia, en tu pueblo aún en medio de caos, guerras, luz, paz y esperanza? Estamos retomando la acción de Dios en María y la acción de Dios en nosotros en un encuentro personal; una donación de Dios que no solo se da a los buenos sino a todos.

 

El que viene es el príncipe de la paz.

 

El tema de la paz nos coloca en una mirada que arranca desde lo íntimo, desde donde te encuentras contigo mismo y en soledad, allí donde tienes la certeza que alguien te conduce y te ilumina. Lo anunciamos en un momento en el que, nuevamente, nos hemos encontrado con la realidad de la violencia y de la muerte y eso en un ambiente de una escuela y en un estado que se dice adelantado en el respeto de la dignidad humana, violencia por las armas, violencia por la falta de valoración de la dignidad humana. En medio de nuestras luchas por el dominio y el poder se hace presente el príncipe de la paz, el Salvador, el Dios con nosotros… ¿Dónde lo encontramos y lo reconocemos? En un niño como todos los niños, con una característica, pobre entre los pobres.

 

Caminar de prisa.

 

Vamos de prisa. Solo quien es enamorado va de prisa. Encontramos al niño acostado en el pesebre. No es común y normal ubicar a un niño en un pesebre, pero si lo miramos desde la lectura de todo el Evangelio, nos encontramos como Jesús, el que acaba de nacer, se hará pan para alimentar la vida de todos y, en esa lógica, podemos pensar al pesebre como el plato de la comida que contiene el pan de la eucaristía. Enamorarse del que nace es empoderarse del don y hacerlo entrar en el contexto de la vida para que se transforme en quien ilumina, en quien guía la toma de decisiones, en quien se hace fuerza para caminar hacia el momento decisivo que es el de la pascua. Recordamos como resulta necesario ubicar un trasfondo de la cruz porque así es el modo para entender el tema de la navidad como un momento que se proyecta hacia Jerusalén, hacia el don de la vida.

 

Padre Gioni Peroni, Radio Latacunga