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Las redes sociales: una versión del mundo

«Las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos. El entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral». (Papa Francisco: Mensaje para las Comunicaciones Sociales de 2016

La pandemia del covid 19 incrementó notablemente el uso de internet en el mundo. Somos casi 5 mil millones, es decir, 5 de cada 7 personas en el planeta tenemos una conexión. Esta realidad tecnológica permitió que el confinamiento general no acabara con la economía, el comercio, el trabajo, la educación, la atención de la salud… entre otras, ahora forzosamente telemáticas. Es así que las aplicaciones y plataformas de video llamadas o reuniones, se instalaron aceleradamente en nuestra vida.

Los sectores populares adquirieron, de cualquier forma, computadoras y celulares, y contrataron internet para el teletrabajo, los telestudios y para comunicarse con los familiares… De repente, la tecnología se convirtió en la mayor necesidad básica. Al apuro, se inició la alfabetización tecnológica con los jóvenes como instructores.

Ahora sí, con celular en mano, pasamos a mirar y comprender l mundo, literalmente, desde una ventana o pantalla en alguna de las Redes Sociales. Las más populares en Ecuador, por millones de usuarios son: Facebook (13,3 M), Instagram (5,2 M), Linkedin (2,9 M), Tik Tok (2,3 M) o Twitter (1 M).

La magia, bondad, espejismo de las redes sociales es la posibilidad de interactuar en todos los espacios, de tener voz propia, por lo menos esa es la sensación, para expresarse y ser escuchado, de relacionarse… ¡la democracia ideal! Un ir y venir de pensamientos y reflexiones inundan los chats y perfiles de millones. Sin tiempo para procesar ni responder a todo lo que llega… entramos en otra dimensión.

Ya tecnologizados, el mundo, la persona, se reducen a un conjunto de datos que dejamos por todos lados… en las Redes Sociales, por ejemplo, es donde más huellas textuales y visuales consignamos: datos personales y referencias, a medida que las utilizamos, compartimos preferencias, opiniones, gustos, necesidades, etc. El internet se llena de millones de datos que los clasifica, ordena y segmenta, para luego ser utilizados o manipulados por quienes comercializan esta información. Las empresas multinacionales de comercio, comunicación (entretenimiento), publicidad, mercadeo y, por cierto, aquellas que inciden en la política, las aprovechan a su gusto y satisfacción.

El lenguaje y forma de comunicarse en las redes sociales es interactivo, inmediato, individual, multimedia (texto, audio, video). Quien sabe y puede manejar o manipular los datos y el lenguaje, está en ventaja sobre los millones de usuarios. Pueden educar, informar, hacer ciencia o segmentar la publicidad y promocionar cualquier cosa o producto, desde un detergente hasta un candidato presidencial.

Así llegan a nuestras manos todo tipo de información y discursos que producen variado tipo de reacciones, que no son controlables y que pueden pasar del mundo virtual al real, a las calles. Las Fake News -noticias falsas que parecen creíbles-, o los discursos con fondo de odio, discriminación o desinformación, que siembran o justifican la violencia hacia el otro, son las que más se distribuyen. Hay que aprender a leer y escribir sin faltas de ‘ortografía digital’, caso contrario, somos presa fácil de engaño y seducción. Debemos discriminar y reflexionar antes de redistribuir lo que recibimos.

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Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe