“Durante la enfermedad, la persona siente que está comprometida no sólo su integridad física, sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual; por eso, además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, atención… en definitiva, AMOR”. (Papa Francisco para la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, 2020).
Diariamente hay experiencias positivas y negativas en la relación de la ciudadanía con la Seguridad Social. Las más conocidas y desprestigiadas, por la deficiente, inoportuna e inadecuada atención que reciben los afiliados, son las prestaciones de salud. Llegar a la emergencia de cualquier servicio de salud del IESS es una frustración inmensa por la decadente y demorada atención, la falta de una infraestructura decente, la ausencia de medicamentos y hasta la escasez de personal.
Es importante recordar que el origen del Sistema de Seguridad Social se remonta a principios del siglo XX. En el gobierno de Federico Páez (1928) se crea la Caja de Pensiones y en 1935 se expide la Ley de Seguro Social Obligatorio que en 1937 se reforma e incorpora el Seguro de Enfermedad.
Años más tarde, en el gobierno de Arroyo del Río (1942), se expide otra Ley del Seguro Social Obligatorio, en la que el Estado se obliga a pagar el 40% de las pensiones de los jubilados. En 1944 se promulgan los Estatutos de la Caja del Seguro.
En 1963 la Caja de Pensiones se fusiona con la Caja del Seguro, formando la Caja Nacional del Seguro Social. Caja que en 1970 es sustituida por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), entidad cuya organización y funcionamiento se cimienta en los principios de solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiariedad y suficiencia a los afiliados.
En el gobierno de Febres Cordero (1985) empieza el deterioro del IESS, al suspender el pago del 40% de las pensiones jubilares. Otros gobiernos siguieron este mal ejemplo, aunque lo mantenían como un pasivo. Con la crisis de 1999 y la dolarización en el gobierno de Mahuad, el patrimonio del IESS se pulverizó.
El no pago efectivo del 40% del aporte de los gobiernos al IESS fue letal para su descapitalización y caotización. En el 2015 mediante la Ley de Justicia Laboral, además de la suspensión de este aporte, se buscó eliminar la contabilización de la deuda del Estado con el IESS y se amplió la atención médica a los familiares de los aportantes… todo esto ha generado grandes problemas de sostenibilidad. También, se suma la deuda de los empleadores morosos que no cumplen con sus aportes.
Los directivos de turno repiten que el IESS ya no tiene fondos y que por eso no puede pagar pensiones ni atenciones, por lo que se tiene que tomar nuevas medidas como el aumento de edad de jubilación, incremento de aportes o disminución de pensiones.
A más del gravísimo problema económico, el IESS soporta, desde hace más de cuatro décadas, una destrucción sistemática y permanente por la politización extrema que ha impedido que la dirección la asuman personas preparadas para conducirlo con responsabilidad y ética, y por la latente, pública y escandalosa corrupción, y hasta con mafias al interior de la institución.
El IESS no es del Estado, es de los 3´123.467 afiliados. La atención médica, tanto en emergencia como en los tratamientos no son gratuitos. Cada uno junto con el patrono, aporta mensualmente y por muchos años, un monto que garantiza la atención médica, el seguro por invalidez, una jubilación digna, obtener un préstamo quirografario o hipotecario, la asistencia funeral… Pocos son los casos en los que se recibe una atención eficiente y oportuna. Lo doloroso es que cuando acudimos al IESS por atención, la mayoría de las veces es una experiencia desastrosa.
Si los afiliados queremos justicia y atención oportuna, debemos exigir, en conjunto con los jóvenes -pues también está ahí su futura seguridad social-, los correctivos urgentes y necesarios: despolitización del IESS, extirpación radical de la corrupción, una administración profesional y capaz, pago del aporte del 40% del Estado, pago de los empleadores morosos y su reorganización integral, que nos asegure una buena y verdadera seguridad social para todos.
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Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.