Natalia Gibaja Zapata*.- Todos sabemos que la situación política que vive Venezuela está ocasionando que muchos venezolanos dirijan sus expectativas de conseguir ingresos económicos migrando al Perú. Diariamente cruzan la frontera peruana aproximadamente 3 mil venezolanos, los cuales -en muchos de los casos- desconocen los derechos que devienen de la normativa legal que el gobierno de Perú ha promulgado: el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), un documento emitido por la Superintendencia Nacional de Migraciones que tiene una vigencia de 1 año (D.S. Nº 001-2018-IN). Gracias a esta norma, los migrantes venezolanos están permitidos de desarrollar ciertas actividades, dentro del marco de la legislación peruana, tales como tener acceso a la educación, salud, justicia y más derechos fundamentales; así como también trabajar formalmente dentro de nuestro territorio.
Según informaciones oficiales, por desconocimiento, la gran mayoría de venezolanos llegados al Perú permanece en el país con la «calidad migratoria de turista», la cual permite -como máximo- una estancia de seis meses. Muchos de ellos optan por trasladarse, recién llegados, a ciudades como Cusco, Arequipa, Trujillo, etc., y cuando logran reconocer en el PTP una oportunidad que les brinda el Estado, el plazo autorizado ya caducó, por lo que se les imposibilita quedarse en nuestro país, ya que este permiso solo puede tramitarse en Lima.
Ante ello, se hace necesario que las oficinas de Migraciones se encuentren descentralizadas para realizar el trámite del PTP, el mismo que permitirá que se les otorgue la residencia temporal, además de realizar legalmente actividades como trabajar y estudiar.
En este momento somos un país de acogida. Por ejemplo, en las oficinas de la INTERPOL, se espera incrementar el número de atenciones diarias a venezolanos que requieran de la Ficha de Canje Internacional, un documento que certifica que el aspirante al PTP no tenga antecedentes penales u órdenes de captura internacional. De acuerdo a algunas cifras, se dice que actualmente se atienden hasta 150 citas diarias en algunos de los módulos implementados por la INTERPOL en las comisarías de la capital, pero eso no es suficiente.
Debemos tener una nueva visión de nuestro país y darnos cuenta de que ha pasado de ser un país de inmigrantes a ser un país de migrantes, y también debemos pensar en cómo el Estado se está preparando para ello, no solo con la implementación de más oficinas.
Otro de los puntos importantes es que los migrantes venezolanos que pisan por primera vez tierras peruanas deben afrontar una cultura distinta a la de ellos. Asimilar las diferencias culturales puede tomar tiempo. Y aunque hablemos el mismo idioma, el proceso de adaptación también se convierte en un reto para la población peruana, ya que tenemos que adaptarnos a este nuevo contexto, donde las diferencias culturales son notoriamente muy desiguales.
Es por ello que el fenómeno migratorio en el Perú, y en especial el de los venezolanos, tiene que ser abordado por el Estado de manera seria y responsable, que permita una debida atención y no se descuiden o vulneren los derechos de nadie, especialmente los de los niños, niñas, adolescentes y mujeres.
—
* Directora de la Asociación Wayra – Cusco