El Movimiento de los Focolares de la Región Cono Sur, que abarca cuatro países, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, realizó recientemente su asamblea para elegir representantes para la Asamblea General a realizarse en Septiembre de 2020. El encuentro se pudo realizar gracias a la tecnología, en medio de la cuarentena que rige por la pandemia del COVID-19.
Con el aval del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida, se comenzó a preparar una nueva forma de encuentro. Desde el Centro General del movimiento se ofreció la plataforma Eligo para poder hacer las votaciones con las debidas medidas de seguridad que garantizaran la legalidad del proceso. Y desde las diversas regiones se fueron capacitando a los facilitadores de esta experiencia.
La asamblea fue precedida por dos días de retiro, vía la aplicación Zoom, con trescientos ochenta participantes a través de doscientos diez puntos de conexión. Lo que parecía imposible fue ocurriendo, mediante las diversas reflexiones, temas de formación, comunión de experiencias, todos los participantes fueron experimentando que las distancias físicas no eran un obstáculo para poder vivir la experiencia de fraternidad que posibilitara comprender cuales eran las mejores opciones de candidatas y candidatos para elegir a los propios representantes.
Fueron elegidos para la Asamblea General del Movimiento: Paula Luengo Kanacri (Santiago de Chile), Danilo Olivera (Rosario, Argentina), Renata González (Santiago de Chile), Darío Russi (Mariapolis Lía, O’Higgins, Argentina), Diana Durán (Asunción del Paraguay) y Gerardo Walter Cilintano Saldombide (Montevideo, Uruguay). Para la asamblea de los y las focolarinas: Silvana Verdún (Mariápolis Lía), José Balmaceda (Asunción del Paraguay), Daniela Righetti (Mariápolis Lía) Danilo Olivera (Rosario), Laura San Juan (Mendoza) y Guillermo Rotti (Córdoba, Argentina).
Isabel Gatti, presidenta de SIGNIS Argentina y focolarina, afirmó: «Hemos vivido una experiencia increíble. Sabiendo que las tecnologías pueden ayudarnos en toda vinculación humana, me costaba un poco pensar en la viabilidad de esta propuesta para una asamblea, con las características propias de las que realizamos como Focolares. Sin embargo, una vez más, el Espíritu Santo nos sorprendió. Quizás la frase del evangelio: «Donde dos o más están reunidos en mi nombre», de tanta relevancia en nuestra espiritualidad nos dio una mano. Todos nos convocamos con esta intencionalidad y creo que por eso todos experimentamos una gran unidad».
Silvano Malini, focolarino y miembro de ACCP-Signis Paraguay, manifestó por su parte: “Me sorprendió como en los momentos de compartir se sentían los mismos efectos que solemos experimentar presencialmente, cuando nos reunimos entre tantos hermanos espirituales de varios países. Cada uno en su casa, pero al final «no nos queríamos ir», como sucede cuando nos encontramos y podemos tomarnos un café y ponernos al día de nuestras familias y proyectos y conversar edificándonos mutuamente.” Malini agregó como conclusión: “Como en los viajes de regreso de nuestros ejercicios espirituales anuales regionales, se siente alegría con cierta nostalgia linda, que no ata sino da alas porque se combina con un nuevo entusiasmo en vivir nuestra vida y misión con la renovada seguridad de haber visto la acción de Dios en cada uno y saber que avanzamos pese a todo».
Por su parte, Carlos Mana, co-referente Comunicación Social de los Focolares en el Cono Sur expresó: «Cuando comenzamos a entretejer el programa de la Asamblea todo indicaba que nos encontraríamos durante 4 días en la Mariápolis de O’Higgins, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, y fuimos armando dinámicas, momentos de reflexión y formación. A medida que se acercaba la fecha se fue precipitando la pandemia del coronavirus y cada día, podríamos decir cada hora, iba cambiando el programa. Primero parecía que podíamos encontrarnos grupalmente en las distintas ciudades conectadas por Zoom, luego, ante la inminencia de la declaración de cuarentena decidimos hacerla cada uno desde su domicilio. Un desafío técnico y comunicacional. Sin embargo, fue un verdadero milagro del Espíritu. Al terminar, nos saludábamos una y otra vez, nadie quería hacer el primer click para desconectarse. Experimentamos que nada puede impedir construir la Iglesia, ni siquiera un enemigo invisible como este virus».
Carmen Perez Chumpitaz, co-referente de la Comunicación Social Conosud, afirmó: «Fue un gran desafío conectar a 200 puntos que llegaba a más de 400 personas. Una linda posibilidad de participación, sobre todo de aquellos que no podrían estar físicamente por diferentes dificultades. Quedé muy edificada de la disponibilidad, paciencia y flexibilidad de todos, una colaboración en la caridad que hizo posible construir un clima de escucha y comunión. Me confirmó también como estos medios son una potencia para hacer crecer el reino de Dios entre nosotros».
Los focolares, desde que comenzó la pandemia hicieron circular un video invitando a compartir el “virus de la fraternidad”, tan característico de esta propuesta carismática.
Redacción: Miguel Monforte