Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama en el décimo noveno domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C, correspondiente al domingo 7 de agosto de 2022. La lectura es tomada del Evangelio según San Lucas 12, 32-48.
“Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón”
Ante acontecimientos catastróficos, como terremotos, tsunamis, crisis financieras y otros, ¿qué nos dice Jesús?
Hoy, hay un sinfín de amenazas a la seguridad nacional y mundial: las fluctuaciones en el mercado y la moneda, la corrupción, la falta de mantenimiento, el calentamiento global, el terrorismo, la inflación, Ante todo esto, Jesús nos dice:
– “No teman, pequeño rebaño’: aquí hay una referencia a Dios, llamado muchas veces ‘Pastor’ de los fieles y que conoce nuestras necesidades (v. 30; Salmo 23). El ‘pequeño rebaño’ representa a los discípulos y, por medio de ellos, a la primera iglesia cristiana.
Jesús continúa: – “Den limosna”, sean generosos y muestren simpatía.
Y Jesús nos llama a estar preparados: – “Tengan ceñidos sus lomos” (v. 35a), es decir, estén listos para viajar, como cuando los israelitas tuvieron que salir de noche de la esclavitud de Egipto.
Y por fin, – “Tengan sus antorchas encendidas” (v. 35b): una antorcha mal cuidada no se encenderá cuando se necesita.
En muchas circunstancias, estar preparado es cuestión de vida o muerte. Los bomberos, los técnicos de emergencias médicas, y los soldados han de estar preparados con herramientas en mano cuando llegue el momento de actuar. No pueden llegar cinco minutos más tarde.
Para ilustrar lo que quiere decir, Jesús nos presenta tres parábolas:
1ª – La primera es “La vuelta del banquete de boda” (vv. 35-38), que promete bendiciones para el vigilante.
<Ustedes estén como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: les aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y les irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.>
Sabemos que Dios viene, pero no sabemos cuándo. Él viene a través de acontecimientos y gente que encontramos.
Pero el momento definitivo de su llegada es la muerte, “mientras aguardamos la gloriosa venida de Jesucristo, nuestra esperanza”. Y debemos estar preparados a reconocer al Señor y a encontrarlo en el momento y circunstancias menos pensadas.
¡En esta parábola los amos son los que sirven, al revés de la vida real!
Esto es lo raro. Lo normal es que los siervos ayudan al amo a sentarse junto a la mesa para servirle la cena, pues viene cansado y hambriento. Pero aquí Jesús dice que el amo invitará a los siervos a sentarse a la mesa y que él les servirá.
¿Ocurrió esto alguna vez en realidad?
En la Encarnación, “el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate de muchos” (Marcos 10:45). En la Última Cena les sirve lavándoles los pies.
También María lo había predicho en el Magníficat: “Derriba del trono a los poderosos, y eleva a los humildes” (Lc 1, 52). Al servir a aquéllos que son siervos, el señor que regresa eleva a los humildes, dando la vuelta a las normas socio-políticas y religiosas.
2ª – La segunda parábola, que cuenta Jesús, es “Un ladrón entre desprevenidos” (vv. 39-40).
“Comprendan que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo ustedes, estén preparados, porque a la hora que menos piensan, viene el Hijo del hombre».
¿Cuál es la tercera parábola?
La tercera parábola de Jesús es “El administrador fiel y el administrador abusador” (vv. 41-48):
< ¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el administrador abusador piensa: «Mi amo tarda en llegar«, y empieza a pegarles a los muchachos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese administrador el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. >
El administrador fiel recibirá una promoción; el tramposo será castigado y despedido.
También hay otro cuento de más actualidad: “El psicólogo superficial”
<Un hombre concertó una cita con el psicólogo, y le explicó:
– «Doctor, siempre me siento deprimido. Haga lo que haga, la depresión me domina. Ya no sé qué hacer». El psicólogo lo miró y le dijo como encontrando la solución:
- «Venga aquí junto a la ventana… ¿Ve aquella carpa? Es de un circo y es muy bueno. Son muchas las actuaciones bonitas que hay que ver, pero especialmente están las de los payasos. Y hay uno que es buenísimo. Le hará reír y reír. Vaya y véalo y le aseguro que ya no tendrá más motivos para deprimirse de nuevo».
El hombre se volvió hacia el psicólogo y le dijo con sus ojos tristes:
- «Doctor, ese payaso soy yo».> (Félix Jiménez, escolapio)
El psicólogo hizo el ridículo con aquel pobre payaso, demostró su superficialidad: debe profundizar su análisis del payaso para quitarle su depresión. Esta vez su misma clientela lo condena.
Debemos ser fieles y profesionales para con aquellos que acuden a nosotros en busca de ayuda.
Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Ahí Jesús se pone a servirnos dándonos de comida su propio Cuerpo, nos reúne a todos como hermanos, y hace que nos fijemos en los más necesitados para ver cómo les podemos ayudar.
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José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)