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22 julio 2022

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Evangelio Dominical: Padre Nuestro

Evangelio Dominical: Padre Nuestro

Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama en el décimo séptimo domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C, correspondiente al domingo 24 de julio de 2022.  La lectura es tomada del Evangelio según San Lucas 11, 1-13.

 

“Señor, enséñanos a orar”

 

Los Apóstoles veían que la oración de Jesús era distinta de la de los demás judíos. ¿En qué estaba la diferencia?

 

Los judíos veían a Dios como un rey lejano, a quien había que rendirle homenaje como rey. Con los reyes había que cumplir con un ceremonial, pues representaban el poder y la autoridad. Por eso en las oraciones judías se usaban fórmulas fijas, solemnes, establecidas por antiguas tradiciones. Además para orar debían subir al Templo de Jerusalén.

 

El nombre hebreo para Dios es Yahweh (YHWH). Pero, para no tener el peligro de profanar su nombre, utilizan la palabra adoni, que significa “mi Señor”.

 

Pero la oración de Jesús se apartó de las costumbres religiosas de su pueblo y de su tiempo.

 

La oración de Jesús fue personal, confiada, constante. Hablaba con Dios, al margen de las leyes litúrgicas. Estuvo 40 días en el desierto orando. En la noche se iba a un lugar retirado, y oraba. Antes de tomar una decisión importante, oraba más; por ejemplo, antes de elegir a los Apóstoles (6,12), antes de preguntar a los discípulos quién es Él (9,18), en el monte Tabor (9,28), en Getsemaní…

 

Jesús rezaba por otros (Lucas 22, 31-32; Juan 14, 15-16). En Israel no era frecuente esto. Rezar por otros era propio de profetas, que sentían la responsabilidad y la preocupación por los problemas de su pueblo.

 

Jesús recomienda la oración comunitaria, pues allá está Él más presente.

 

Tanto les llamó la atención a los discípulos cómo oraba Jesús, que un día le pidieron: “Enséñanos a orar”. Y les enseñó el Padre Nuestro.

 

¿Qué es lo más importante en el Padre nuestro?

 

La oración para Jesús es un asunto entre padre e hijo pequeño, donde hay familiaridad, amor, ternura e intimidad.

 

Y así, Jesús llama a Dios “Abba” (Mc 14, 35-36; Romanos 8, 14-15; y Gálatas 4, 6), que significa ‘papá, papaíto’, y enseñó a sus amigos a invocar a Dios con esta palabra tan familiar. “Abba” e “imma” (papá, mamá) son los primeros balbuceos en arameo de los niños.

 

Para los contemporáneos de Jesús era inconcebible e irrespetuoso dirigirse a Dios con la espontaneidad de padre-hijo pequeño.

 

Pero además el llamar a Dios ‘Padre’ significa que somos hermanos, que nos convertimos en una familia.

 

¿Cuál es la estructura del Padre Nuestro?

 

El Padre Nuestro es un camino, que empeña toda la vida del cristiano. Aquí Jesús sintetiza el proyecto de su vida y el de su discípulo. El Padre Nuestro resume todo el evangelio: el amor a Dios y a los hermanos. Y así, es un proyecto que gira en torno a dos realidades o polos: Dios y el prójimo.

 

Las siete peticiones de la versión de Mateo (Mateo 6:9-13) tiene se dividen así:

 

Las tres primeras tienen que ver con Dios: ‘Santificado sea tu nombre’, ‘Venga a nosotros tu Reino’, ‘Hágase tu voluntad’. 

 

Las cuatro últimas  peticiones tienen que ver con cubrir las necesidades de todos – el prójimo –, no sólo las mías. Por eso se expresan en plural (“danos – perdónanos – no nos dejes caer en tentación – líbranos del mal”).  Esto enfatiza la comunidad de fe a la que pertenecemos, en vez de quedarnos en nuestras propias necesidades independientes.

 

¿Cómo debe ser la oración?

 

Estos son los requisitos de la buena oración:

 

1. Fe en su amistad: “Tu fe te ha salvado” (A Bartimeo). Parábolas del amigo en viaje, y del hijo que le pide a su papá.

  1. Perseverancia: Parábola de la viuda y el juez.
  2. Humildad: Parábola del Fariseo y el publicano. La Cananea.
  3. Se requiere orar con el corazón, no sólo con la boca.

 

Te cuento la historia del músico en el cielo:

 

<Un músico soñó que era llevado al cielo. Deambulaba por el cielo cuando se encontró con Jesús, que le invitó a asomarse y contemplar lo que pasaba en la tierra.

 

Y vio una iglesia donde se celebraba la misa del domingo. El organista tocaba entusiasmado y sus dedos se movían con gran agilidad y las teclas subían y bajaban, pero en el cielo, no se oía ningún sonido. Veía el grupo de cantores, bocas abiertas, pronunciando todas las palabras, pero no podía oír ningún sonido. Veía al sacerdote y a los fieles que se levantaban y se sentaban y abrían sus bocas para recitar las oraciones, pero no oía ningún sonido. Asombrado, le preguntó a Jesús por qué no se oía nada. Jesús le contestó:

 

– «Si no oran y cantan con sus corazones, aquí ni nos enteramos».> (Félix Jiménez, escolapio).

 

  1. Paciencia. “El tiempo es de Dios”. “Hágase, Señor, tu voluntad”.

 

Jesús nos pone dos ejemplos. El primero es “El amigo inoportuno”:

 

<“Un amigo viene durante la media noche, y te grita: «Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».Y, desde dentro, tú le respondes: «No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos

 

Si el otro insiste llamando, yo te digo que, si no se levanta y se lo da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

 

Pues así les digo yo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.”>

 

El segundo ejemplo de Jesús es “El padre de las cosas buenas”:

 

<¿Qué padre de ustedes, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?>

 

El escorpión, al enrollarse, se parece a un huevo.

 

Y el don del Espíritu Santo nos hace hijos adoptivos de Dios y nos enseña a gritar a Dios: ¡Abba, Papá! (cf. Rm 8,14-17).

 

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José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)