Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama en el segundo domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C, correspondiente al domingo 16 de enero de 2022. La lectura es tomada del Evangelio según San Juan 2, 1-11.
“¡Hagan lo que Él les diga!”
Jesús se halla en una fiesta, en una boda judía, entre cantos y bailes. ¿Nos quiere enseñar algo?
Él viene a santificar con su presencia tanto nuestras fiestas y convivencias familiares, como la unión conyugal.
Lo invitaron a Él y a sus discípulos, al menos a cuatro de ellos, mencionados anteriormente en el evangelio. “Y estaba allí también la madre de Jesús” (v. 1c).
Una boda en Israel se celebraba durante siete días. El acabarse el vino en ella sería una vergüenza para los padres que dan la fiesta y para los novios.
Pero la madre de Jesús se dio cuenta del problema. Eso se llama ‘empatía’.
- ¿Qué es la ‘empatía’?
Es darse cuenta de los problemas de los demás, estar en el zapato o en la piel del otro.
Aquí es María, la Madre de Jesús, la que tiene ‘empatía’.
Y le dice a Jesús: “No tienen vino” (v. 3b).
Como diciéndole: “Haz algo”. Pero parece que la única solución era un milagro. Como después será con la Multiplicación de los Panes.
¿Dónde conseguir 600 litros de vino en un instante?
Y cómo sabía que Jesús haría un milagro?
María no pedía la conversión de los pecadores, ni pan para los hambrientos; solamente quería sacar de apuros al novio con un milagro o algo por el estilo. Indica la fe grande en Jesús.
<Una vez estaba yo en casa de unos amigos, Y un niñito de cuatro años de la familia se dio cuenta de que yo tenía una heridita en un dedo. Y me preguntó todo serio:
- «¿Ya se lo has enseñado a mi papá? Él te lo puede curar».
Me conmovió la confianza de aquel niño en su papá, que podía curar todo.>
Así es María, la que mejor conoce nuestros problemas y conoce quién los puede resolver: Jesús.
La reacción de Jesús es sorprendente: “Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía”.
Como diciendo: ”Esto lo puedo arreglar. Pero éste no es el momento”. Esto supone un gran entendimiento mutuo.
¿Cuál es la hora de Jesús?
Propiamente la hora de Jesús es su muerte, resurrección y ascensión. (cf. Jn 13,1).
Aparentemente Jesús no pensaba empezar su ministerio tan de repente, pero reconoció al Espíritu Santo que hablaba por su madre, y realizó el milagro por María. Todo arreglado.
Y María dijo a los que estaban sirviendo: “Hagan todo lo que Él les diga”.
Y Jesús mandó a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”.
“Había allí seis tinajas de piedra”, usadas para la purificación ritual de los judíos. Tendrían unos 100 litros cada una. En total, serían unos 600 litros.
Las llenaron hasta arriba, y Jesús les dijo:
- “Ahora saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta.” Así lo hicieron.
El encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde había salido. Llamó al novio y le dijo: “Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante, entonces se sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora”.
¿O sea que Jesús hizo aquí un despliegue de generosidad: dio más de lo que hacía falta?
Cuando se da lo necesario es ‘caridad’, pero cuando se da más de lo que se necesita, se llama ‘generosidad’. Así fue el primer milagro de Jesús.
Con la ayuda de los sirvientes cambió el agua en vino y cambió la tristeza en alegría.
Jesús quiere entrar en nuestra vida con su poder para transformar nuestra miseria en el vino del crecimiento y de la realización. Y nos enseña a darnos también con generosidad.
Parece que a Jesús le encantan las bodas. En muchas de sus parábolas compara al Reino de los cielos con una boda. ¿Por qué?
Ya los escritos de los profetas habían pintado el día de la llegada del Mesías como un día de boda. En el festín mesiánico correría el vino en abundancia (Isaías 25,6).
Una boda celebra la experiencia de amor entre un hombre y una mujer que desean vivir en comunión de vida. Las bodas sellan la vida nueva que nace del amor. Las bodas son imagen del amor entre Dios y el hombre.
Este milagro es una señal, que indica el modo de actuar de Dios en la vida de todo hombre. Él viene continuamente al hombre para hacerle partícipe de su vida divina; quiere unirse al hombre con un vínculo de amor, para que también el hombre pueda, en su libertad, responder con una decisión de adhesión total a su Creador y Esposo.
Cuando Jesús se revela a través de estas señales, revela su divinidad y el misterio del Padre (cf. Jn 14,9). El propósito de estas señales milagrosas es revelar a Jesús como Hijo del Padre. No es suficiente reconocerle sólo como alguien que obra milagros (2:23-25, 4:48; 6:26).
“Y sus discípulos creyeron en él” (v. 11c). Éste es el punto de la historia. El propósito de las señales de Jesús es inspirar creencia. Y este Evangelio se escribe y proclama “para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengan vida en su nombre” (Jn 20:31).
¿Qué lecciones se sacan de las Bodas de Caná?
– A Jesús le gusta la fiesta, la familia, la boda.
– María tiene empatía con el necesitado y fe en Jesús.
– Jesús atiende la oración de María.
– Jesús resuelve el problema de la falta de vino.
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José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)