Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama el domingo después de Epifanía, correspondiente al domingo 8 de enero de 2023. La lectura es tomada del Evangelio según San Mateo 3, 13-17.
“Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”
Lo que hoy cuenta el evangelio es como el lanzamiento público de Jesús como Mesías. ¿Dónde ocurrió eso?
Jesús había vivido con sus padres en Nazaret 30 años.
Entonces se comenzó a hablar den el Bautista. Decían que se parecía a los antiguos profetas de hacía 400 años, pues llamaba a actuar con justicia, respetando los derechos de los pobres. Y todo ello en preparación a la llegada del Mesías. La gente se iba a escucharlo al río Jordán.
Y un día se fue Jesús también para ser bautizado por Juan, como los demás.
Bautizarse era sumergirse en el agua y levantarse. Los judíos del desierto se bautizaban con ocasión de ciertas fiestas, para demostrar su deseo de alcanzar una vida más limpia, cuando viniera el Salvador.
Pero Juan habla de dos bautismos. ¿Cuáles son ellos?
Él distingue dos clases de bautismo: el de él y el del Mesías, que está a punto de llegar.
¿En qué se distinguen ambos Bautismos?
El Bautismo de Juan es un simple bautizo con agua. Con agua se lavan las manchas de la ropa. Es algo meramente simbólico.
Se trata de expresar públicamente el deseo de estar limpios para la llegada del Mesías.
Pero hay manchas que no se van de la ropa. Y lo lavado difícilmente se parece a lo nuevo.
El bautismo de agua no basta para extirpar del corazón la raíz misma del mal.
¿Y cómo es el Bautismo de Jesús?
El Bautismo de Jesús, en cambio, es algo real y transformador. Es nacer de nuevo para convertirnos en hijos adoptivos de Dios, para participar en la Misión de su Hijo.
Para ello el bautismo del Mesías será con el Espíritu Santo y con fuego.
El Espíritu Santo garantiza que transformará interiormente a las personas, y las hará hijos de Dios.
Y se parecerá al fuego, que purifica el metal oxidado, y lo convierte en brillante, como si fuera nuevo. Es un fuego purificador, no destructor.
Juan reconoce que su Bautismo es inferior al de Jesús. Inclusive Juan dice que no se siente digno de desatar sus sandalias. Entonces, el que bautizaba desataba las correas del calzado al que se iba a bautizar, y le ayudaba a quitarse la ropa. Con esas palabras Juan reconoce que no es digno de bautizar a Jesús.
¿Por qué se bautizó Jesús?
Jesús no necesitaba conversión ni recibir el bautismo de Juan. Pero siendo el Salvador, quiere empezar acompañando a sus hermanos pecadores, que buscan el camino del perdón.
Además, al recibir el bautismo de Juan, Jesús se solidariza con Juan, que busca la justicia y que todos reformen su propia vida.
¿Qué es lo más importante en el evangelio de hoy?
Lo más importante se halla en estas frases:
<Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”.>
Así que son varios los pasos:
- Primero: Jesús ora. La oración de Jesús precede a los acontecimientos más importantes de su vida. El ministerio de Jesús y el de la iglesia toman su fuerza de la oración.
- Segundo: El cielo se abre, no al ser bautizado Jesús, sino durante la oración que siguió a su bautizo. Y baja el Espíritu Santo en forma de paloma
- Tercero: “Y se oyó una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado, el predilecto”” (v. 22c). Es la voz de Dios, del Padre Celestial, presente también aquí.
¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en el Bautismo de Jesús?
El Espíritu Santo aparece en el evangelio de Lucas desde la Anunciación en adelante.
Aquí el Espíritu es como la paloma del Arca de Noé, que fue un símbolo de paz – una señal de la presencia de Dios – una promesa de salvación.
– Ahora el Espíritu Santo desciende sobre Jesús, para que Él comience su ministerio.
¿Por qué el Padre lo llama ‘el predilecto’?
Al rey de Israel se le había llamado en tiempos antiguos ‘Hijo de Dios’.
Pero, especialmente se aplicaba esta frase al al Mesías.
Efectivamente, Jesús es Hijo de Dios más que nadie, Hijo Único del Padre, Dios nacido de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Y ahora el Padre lo invitaba a empezar su ministerio de salvación.
Precisamente a los ocho días de este bautismo, fue la intervención de María, su Madre, en las bodas de Caná, la que terminó de decidirlo a actuar en público como Mesías.
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José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)