“…ninguno de nosotros puede decir: pero yo no tengo que ver, son ellos quienes gobiernan. No; yo soy responsable de su gobierno y debo hacer lo mejor de mi parte para que ellos gobiernen bien, participando en la política como puedo. La política, dice la doctrina social de la Iglesia, es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común. Y yo no puedo lavarme las manos: cada uno de nosotros debe hacer algo. Pero ya tenemos la costumbre de pensar que de los gobernantes se debe sólo parlotear, hablar mal de ellos y de las cosas que no van bien» (Papa Francisco, septiembre 2013).
El próximo domingo 5 de febrero los ecuatorianos elegiremos nuevos alcaldes, prefectos, concejales y vocales de juntas parroquiales. En total elegiremos 5667 nuevas dignidades de entre 63518 candidatos. Ante el alto número de candidaturas, la ausencia de partidos políticos serios y representativos, y los graves problemas que enfrentamos en nuestras ciudades y provincias, la mayor parte de los electores oscilan entre la incredulidad, la indiferencia y el desencanto.
Los debates evidenciaron desconocimiento, improvisación y frases demagógicas en la mayoría de los candidatos. Los partidos políticos convertidos ahora en agencias de gestión de candidaturas han degenerado ante la incompetencia y la corrupción… tanto que se han mencionado vínculos de varios candidatos con el narcotráfico.
Ante esta profunda crisis de la democracia, lejos de caer en el escepticismo, es nuestro deber ético contribuir para seleccionar los candidatos que, en nuestro criterio, permitan superar la crisis social, política y moral que afecta al país.
¿Cómo escoger los candidatos más adecuados en medio de una multitud de personajes desconocidos? ¿Cómo diferenciar entre mensajes demagógicos, noticias falsas, promesas irreales y programas serios?… Para enfrentar esta difícil tarea, aquí algunas de las necesidades más acuciantes de nuestras ciudades y provincias:
• Las carencias sociales siguen siendo agudas, según INEC, el 23% de la población urbana y el 51% de la rural no tiene acceso a agua segura, particularmente en la Costa y la Amazonía. Aunque la cobertura del alcantarillado ha mejorado, ninguna ciudad (excepto Cuenca), tiene un sistema de tratamiento de aguas servidas.
• La calidad del aire en las principales ciudades no cumple con los límites permitidos por la Organización Mundial de Salud: las emisiones de diésel de los buses, aumenta los riesgos de enfermedades respiratorias y cáncer.
• La movilidad urbana sigue siendo denigrante, contaminante y de mala calidad. Los esfuerzos para mejorarla, como el Metro en Quito, es una clara demostración de la incompetencia municipal. El proyecto, con una deuda de más de 2 mil millones de dólares, lleva ya 10 años en construcción y aún no entra en funcionamiento.
• Igualmente es deplorable la gestión de la basura, en la mayoría de ciudades, con porcentajes mínimos de reciclajes y botaderos de basura antitécnicos.
• La débil gestión urbana aumenta los peligros ambientales, agudizados por el cambio climático… el aluvión de La Gasca (Quito, enero 2022), dejó 27 muertos. Las grandes inmobiliarias frecuentemente burlan la planificación y las ciudades crecen caóticamente, con pocos espacios verdes y con serias carencias de infraestructura.
• El reciente crecimiento de la violencia, sobre todo en la Costa, es alarmante. Guayaquil se ha convertido en una de las 50 ciudades con mayores tasas de homicidios en el mundo -entre 4 y 7 asesinatos diarios-. Las cifras para Esmeraldas y otras ciudades de la Costa son igualmente graves.
• Los gobiernos provinciales han dejado de lado sus responsabilidades en la conservación de la biodiversidad y el ambiente, permitiendo la expansión de la deforestación y actividades mineras, con serio deterioro ambiental.
Votemos por candidatos que ofrezcan soluciones reales a los problemas mencionados y que se aparten de discursos demagógicos y vacíos. El destino de muestras ciudades y provincias está amenazado por una democracia débil y engañosa, y ante este panorama obscuro de crisis y desencanto, nuestra responsabilidad, como ciudadanos conscientes, es determinante para salir de la crisis en la que estamos sumergidos.
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CON LOS OJOS FIJOS EN ÉL, en la realidad y en la fe
Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz No. 168
22 de enero 2023