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El Microcrédito: solidaridad para el desarrollo

La falta de capital para los pequeños emprendimientos es profunda y lacerante. Los segmentos de la banca convencional orientados a esta parte de la población, no satisfacen adecuadamente sus necesidades, ya sea por el costo exagerado del crédito o por la engorrosa tramitología que desanima y obstaculiza obtenerlo, realidad que los lleva a gestionar fácil y rápidamente ‘créditos diarios’ donde usureros, que si bien hacen posible el trabajo diario de ciudadanos honestos, están lejos de la buena fe y tasas de interés justas. Así, su trabajo se encamina a entregar horas y horas de desgaste físico y emocional a los dueños del dinero.

El incremento del desempleo a consecuencia de la pandemia y las políticas devela un problema estructural de la economía ecuatoriana: el alto costo del crédito para los microempresarios, que con gran iniciativa y desafiando al coronavirus, trabajan autónomamente en la informalidad, como único medio de sobrevivencia familiar y personal.

¿Por qué el crédito de las entidades financieras es tan costoso?, la tasa de interés que cobran los bancos, mutualistas y cooperativas se acerca hasta el 30.5% anual, lo que significa que la rentabilidad debería ser de por lo menos el 50 o 60%… que en la práctica es imposible. ¿Cómo y quién define el valor de esta tasa? Más allá de las fórmulas que se utilizan para el cálculo del spread (margen de diferencia entre el precio máximo de compra y el precio mínimo de venta de un activo financiero), acceder a un crédito formal cuesta mucho para los sectores populares.

Estadísticas serias indican que dos de cada tres microempresas iniciadas con tanto entusiasmo y esperanza, cierran sus actividades antes de cumplir dos años. Una de las causas de su fracaso es el alto interés sobre el dinero que reciben de las entidades financieras formales o de los usureros que los explotan.

¿Qué dice el Estado al respecto?, ¿qué hace la superintendencia de economía popular y solidaria?, creada a razón de la declaración constitucional de que «el sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin;… Y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir» (art. 283 Constitución) ¿no es acaso su responsabilidad la inclusión social?

Es de justicia que los microempresarios y trabajadores informales, tengan una atención especial, considerando las particulares características de alrededor del 60% de la población que en este momento pasa por el subempleo y desempleo.

Bajar las tasas activa y pasiva de interés es prioridad nacional, porque dinamizará la economía, estimulará las inversiones, generará riqueza, nuevos puestos de trabajo, además de bienes y servicios para el mercado interno y la exportación.

Estimular y respaldar el desarrollo económico del país es tarea de las entidades financieras nacionales, mediante la concesión de créditos y microcréditos a tasas de interés justas. Inaceptable que el crédito para el consumo sea más barato que el crédito para la producción. Parece ser que el programa de crédito barato para pequeños empresarios, que ofrece la banca estatal, puede ser un buen comienzo que debería ampliarse a todo el sistema bancario del país.

Al Gobierno le compete hacer de la población vulnerable su eje transversal en el manejo económico y aspirar a un sistema financiero fuerte, confiable, solvente y tecnológicamente avanzado. Anhelamos que, a estas características, las entidades financieras -bancarias y cooperativas- agreguen esfuerzos renovados para promover la paz, la justicia, el bienestar y el desarrollo nacional, prestando buenos servicios con costos razonables. · #ComuniquemosEsperanza

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

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Carta No. 40 – 9 de agosto 2020, de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe

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El Microcrédito: solidaridad para el desarrollo

Con los ojos fijos en El

en la realidad y la fe

 

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz

carta No. 40 – 9 de agosto 2020

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La falta de capital para los pequeños emprendimientos es profunda y lacerante.  Los segmentos de la banca convencional orientados a esta parte de la población, no satisfacen adecuadamente sus necesidades, ya sea por el costo exagerado del crédito o por la engorrosa tramitología que desanima y obstaculiza obtenerlo, realidad que los lleva a gestionar fácil y rápidamente ‘créditos diarios’ donde usureros, que si bien hacen posible el trabajo diario de ciudadanos honestos, están lejos de la buena fe y tasas de interés justas.  Así, su trabajo se encamina a entregar horas y horas de desgaste físico y emocional a los dueños del dinero.

El Microcrédito: solidaridad para el desarrollo

El incremento del desempleo a consecuencia de la pandemia y las políticas devela un problema estructural de la economía ecuatoriana: el alto costo del crédito para los microempresarios, que con gran iniciativa y desafiando al coronavirus, trabajan autónomamente en la informalidad, como único medio de sobrevivencia familiar y personal.

¿Por qué el crédito de las entidades financieras es tan costoso?, la tasa de interés que cobran los bancos, mutualistas y cooperativas se acerca hasta el 30.5% anual, lo que significa que la rentabilidad debería ser de por lo menos el 50 o 60%… que en la práctica es imposible.  ¿Cómo y quién define el valor de esta tasa?  Más allá de las fórmulas que se utilizan para el cálculo del spread (margen de diferencia entre el precio máximo de compra y el precio mínimo de venta de un activo financiero), acceder a un crédito formal cuesta mucho para los sectores populares.

Estadísticas serias indican que dos de cada tres microempresas iniciadas con tanto entusiasmo y esperanza, cierran sus actividades antes de cumplir dos años.  Una de las causas de su fracaso es el alto interés sobre el dinero que reciben de las entidades financieras formales o de los usureros que los explotan.

¿Qué dice el Estado al respecto?, ¿qué hace la superintendencia de economía popular y solidaria?, creada a razón de la declaración constitucional de que “el sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin;… Y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir” (art. 283 Constitución)  ¿no es acaso su responsabilidad la inclusión social?

Es de justicia que los microempresarios y trabajadores informales, tengan una atención especial, considerando las particulares características de alrededor del 60% de la población que en este momento pasa por el subempleo y desempleo.

Bajar las tasas activa y pasiva de interés es prioridad nacional, porque dinamizará la economía, estimulará las inversiones, generará riqueza, nuevos puestos de trabajo, además de bienes y servicios para el mercado interno y la exportación.

Estimular y respaldar el desarrollo económico del país es tarea de las entidades financieras nacionales, mediante la concesión de créditos y microcréditos a tasas de interés justas.  Inaceptable que el crédito para el consumo sea más barato que el crédito para la producción.  Parece ser que el programa de crédito barato para pequeños empresarios, que ofrece la banca estatal, puede ser un buen comienzo que debería ampliarse a todo el sistema bancario del país.

Al Gobierno le compete hacer de la población vulnerable su eje transversal en el manejo económico y aspirar a un sistema financiero fuerte, confiable, solvente y tecnológicamente avanzado.  Anhelamos que, a estas características, las entidades financieras -bancarias y cooperativas- agreguen esfuerzos renovados para promover la paz, la justicia, el bienestar y el desarrollo nacional, prestando buenos servicios con costos razonables. · #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.