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El cuidado del planeta no admite marcha atrás

Eva Boyle Bianchi.- El 12 de diciembre de 2015, 195 naciones firmaban el Acuerdo de París con el fin de combatir el cambio climático e impulsar medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono. Ese día Laurent Fabius, Presidente de la COP 21, la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático y Ministro francés de Asuntos Exteriores dijo: «Las naciones se han unido para abordar al problema más serio al que se enfrenta la humanidad».
Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), afirmó también «Estoy segura de que varias generaciones recordarán el 12 de diciembre de 2015 como la fecha en la que la cooperación, la visión, la responsabilidad, una humanidad compartida y la preocupación por nuestro mundo ocuparon el centro de la escena, confirmando que en el marco de la ONU, con creatividad y voluntad política, se puede hacer mucho bien».

Año y medio después, en rueda de prensa el 1 de junio de 2017 el presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció el retiro de su país del Acuerdo de París climático calificándolo de «debilitante, desventajoso e injusto» y entró a ser parte de un trío de países, integrado por Siria y Nicaragua, que decidieron no apoyar la lucha contra los efectos del cambio climático.

Podríamos decir que no hay novedad en cuanto a la decisión de Trump quien lleva años afirmando que los efectos del cambio climático son un invento. Durante la campaña electoral en varios mítines mencionó su deseo de revisar la permanencia de Estados Unidos en el pacto e incluso ha escrito en «América lisiada», su libro programático «Acepto que el cambio climático esté causando algunos problemas: nos hace gastar miles de millones de dólares en desarrollar tecnologías que no necesitamos».

Su antecesor el ex presidente Obama desembolsó 1000 millones de dólares de los 3,000 comprometidos por su gobierno lo que representa 9,3 dólares por habitante; otros países como Suecia están dando montos mayores por habitante ya que se busca un equilibrio por la cantidad de población. En cuatro meses de mandato las medidas que puso en marcha Obama ya han sido frenadas por Trump.

En el anuncio del retiro se justifica diciendo: «A fin de cumplir mi solemne deber de proteger a América y sus ciudadanos». Algo que olvidó decir es que Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de CO 2 en el mundo y entre los «intereses nacionales» que protege debería estar también el hacer que sus conciudadanos no sufran los efectos del cambio climático como el resto del mundo, porque serán afectados como todos los demás países.

Trump decidió no escuchar las voces que le solicitaban que no lo hiciera como el de su consejero Elon Musk , el físico Stephen Hawking y el Papa Francisco quien en su primer encuentro en el Vaticano realizado el 24 de mayo (una semana antes del anuncio), le regaló un ensayo sobre el cambio climático y el medio ambiente.

El Papa Francisco ya había realizado una llamada a la acción para que los líderes mundiales dejen de lado la política y se centren en la necesidad de preservar y cuidar nuestro medio ambiente en su Carta Encíclica Laudato si’ (24 de mayo de 2015).

En ella afirma: «Es indispensable la continuidad, porque no se pueden modificar las políticas relacionadas con el cambio climático y la protección del ambiente cada vez que cambia un gobierno. Los resultados requieren mucho tiempo, y suponen costos inmediatos con efectos que no podrán ser mostrados dentro del actual período de gobierno. (…) Sin embargo, hay que agregar que los mejores mecanismos terminan sucumbiendo cuando faltan los grandes fines, los valores, una comprensión humanista y rica de sentido que otorguen a cada sociedad una orientación noble y generosa. (LS181)

Un texto que se adelanta a lo que vivimos en estos días: un presidente acaba su periodo y su sucesor paraliza y cambia todo lo que se había conseguido a favor del cuidado del medio ambiente.

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