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El CELAM quiere una VI Conferencia General del Episcopado Latinoamericano

En una entrevista concedida al periodista Bruno Desidera, de la Agencia SIR (Servicio de Información Religiosa) de la Federación Italiana de Semanarios Católicos, el flamante presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, O.F.M., comentó sobre el deseo del CELAM por realizar una nueva Conferencia general del episcopado latinoamemericano.  Según dijo, «existe la necesidad de responder a los nuevos desafíos de la sociedad».

Aunque admitió que todavía «no hay fecha, lugar o tema» para la nueva conferencia, el arzobispo peruano explicó que ese deseo se expresó durante la reciente asamblea del CELAM, que se realizó del 13 al 18 de mayo, en Tegucigalpa (Honduras).

En la entrevista de Desidera se detaca la importancia histórica de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, pues muchas veces «estos eventos eclesiales han anticipado elecciones y actitudes destinadas a convertirse en el patrimonio de la Iglesia universal. Tres ejemplos, sobre todo: la Conferencia de Medellín (Colombia), que en 1968 presentó al mundo la intuición de una Iglesia pobre para los pobres y comprometida en la ansiedad por la justicia social; la de Puebla (México), celebrada en 1979 en presencia de Juan Pablo II, recientemente electo, quien reiteró «la opción preferencial por los pobres»; la celebrada en 2007 en Aparecida (Brasil), con la importante contribución del entonces cardenal Bergoglio. El documento final anticipó algunas prioridades pastorales que luego tomó el Papa Francisco en su enseñanza.

«La asamblea expresó un claro deseo de pensar en una nueva conferencia general, pero el viaje aún está por realizarse, no se han planteado hipótesis, pero existe la necesidad de responder a los nuevos desafíos de la sociedad» ha señalado el nuevo presidente de CELAM, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, actualmente arzobispo de Trujillo y presidente de la Conferencia de Obispos del Perú.

Aquí parte de la entrevista realizada por Bruno Desidera.

Excelencia, ¿qué tipo de asamblea fue la de Tegucigalpa?
Se caracterizó por un ambiente muy fraterno, realmente caminamos juntos, se afirmó una auténtica sinodalidad. Además, el Papa insiste tanto en esta dimensión fundamental en la vida de la Iglesia.

¿Cómo ha entrado en la asamblea el magisterio del Papa Francisco y es parte de la experiencia de las iglesias latinoamericanas?
En primer lugar, debemos ser conscientes de que la Iglesia latinoamericana tiene una gran deuda que pagar al Papa Francisco, una deuda pastoral del primer Papa latinoamericano de la historia. Queremos estar cerca de él, comprometernos a trabajar en la dirección que él indica.

Estamos comprometidos a brindarle apoyo, más apoyo que lo que se ha hecho hasta ahora, en las elecciones y reformas que está realizando.

Creo, así como en los documentos y su magisterio, en la reforma de la Curia romana. En el mensaje final, no por casualidad,  se expresó la «comunión y adhesión filial al Papa Francisco, de una manera especial en este momento en que algunos grupos e intereses especiales rechazan su misión como Pastor universal de la Iglesia Católica» se reafirma sobre todo.

El Papa reforma la Curia, pero usted también en Tegucigalpa ha elegido dar una buena sacudida a la estructura del CELAM. ¿Hay una simetría?
Ciertamente, nuestra reestructuración está inspirada en lo que se considera en el Vaticano … Mutatis mutandis, se dice en latín. En el fondo está la idea de poner el cuidado pastoral en el centro. El Celam tiene una historia de casi 60 años y es necesario un replanteamiento, estar más cerca de la gente, poder acompañar los grandes desafíos de nuestra sociedad. Para este replanteamiento, hemos establecido una comisión de 8 obispos, dos para cada área macro en la que se divide el continente.

¿Cuál es el núcleo fundador del Mensaje que circuló al final de la Asamblea de Tegucigalpa?
A medida que escribimos en el mensaje final, la idea básica es involucrarnos más en la evangelización, esa es la prioridad. Evangelización y misión, apoyada por una Iglesia sinodal y profética.

Fuente: Agencia de InformacióSIR