«En una sociedad donde haya un margen de pobreza muy grande, uno se tiene que preguntar: ¿Cómo va la economía?, si es justa, si es social, o simplemente busca intereses personales». (Papa Francisco, junio 2021).
A un año de gobierno del presidente Lasso, la economía nacional sigue en crisis y con ello la estabilidad y dignidad de los ecuatorianos. Si bien en teoría se ha trabajado sobre los cuatro ejes planteados por el ejecutivo en su plan de gobierno, en la realidad no se evidencian mejoras: el déficit público sigue en cifras rojas, el desempleo sigue campante frente a la desesperación de la población que lucha por conseguir ingresos a pesar de carecer de trabajo (solo tres de cada diez personas tienen un empleo adecuado), los acuerdos comerciales aún no se concretan y los emprendimientos siguen a la espera de recursos y oportunidades que les permitan despegar.
La subida del precio del petróleo, si bien permite lograr ingresos adicionales, alrededor de USD 2 mil millones, tiene como contraparte el incremento del precio de los derivados, que la oferta nacional no cubre y que el Estado debe asumir (subsidio). El incremento de gastos financiados por fuentes externas, así como originados en imprevistos, como la inseguridad, los desastres naturales y otros, requiere con urgencia el cumplimiento de los desembolsos por parte del FMI, previstos para este año en USD 1700 millones, de los cuales USD 1000 millones llegarían en estos días y con los que se ejecutarían diferentes rubros contemplados en el Presupuesto General del Estado, como asignaciones previstas a gobiernos seccionales, pago de amortizaciones, mantenimiento de infraestructura vial, etc.
La fallida Ley de atracción de inversiones, archivada por la Asamblea, truncó la expectativa gubernamental de captar alrededor de USD 30 mil millones en inversión extranjera y crear 2 millones de empleos, conforme al objetivo de este proyecto de Ley. Además, a esta decisión parlamentaria se suma la inseguridad jurídica y política que adolece el país. No llegan capitales extranjeros y hay un riesgo alto de que la inversión extranjera siga disminuyendo, como ya aconteció en 2021 (cayó en 44 % respecto del 2020 – nivel más bajo de los últimos 4 años). En este contexto es muy difícil que se creen nuevas plazas de empleo, lo que incrementa la asimetría social y disminuye la calidad de vida de alrededor del 60% de la población, con consecuencias funestas como el incremento de la delincuencia y la inestabilidad social.
Además, la inflación global pospandemia así como la guerra Rusia-Ucrania trae como consecuencia el incremento de precios de los insumos y productos agrícolas, tanto que, por ejemplo, el precio del pan ha subido porque el costo de la harina que importamos se ha incrementado. También se ha perdido parte del mercado del banano, flores y camarón, lo que provoca disminución del empleo e ingresos.
Como aspectos relevantes logrados por el gobierno están la continuación del plan de vacunación, el sustantivo incremento de la reserva monetaria internacional, y mejora en las conexiones aéreas internacionales y apertura hacia el mundo, sin embargo, sus resultados no son visibles e inmediatos. A nivel privado es el esfuerzo de los migrantes y sus remesas mueven el aparato económico nacional. En 2021 estas alcanzaron el récord de USD 4362 millones, lo que hace posible la subsistencia en los hogares y, en muchos casos, suple la falta de ingresos causada por el desempleo.
Los responsables del poder tienen que obrar de manera urgente para afrontar una abultada deuda económica y social con el país, y todos los ciudadanos debemos comprometernos a ofrecer nuestros mejores esfuerzos que nos permitan una pronta salida de la crisis.
Concluimos con una frase del Papa Francisco: «Y menos aún existe una racionalidad económica que suponga que la persona humana es simplemente una acumuladora de beneficios individuales ajenos a su condición de ser social» (febrero 2020), es indispensable un cambio de mentalidad individualista a otra solidaria y de corresponsabilidad social de todos.
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Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.
carta No. 132– 15 de mayo 2022