Buenos Aires, Argentina.- En el marco de la conmemoración del natalicio del padre Carlos Mugica, este 7 de octubre, el equipo de Curas villeros y de los barrios populares de Buenos Aires lamentó el desalojo registrado en la Villa 31, por un fallo judicial. En un comunicado suscrito por más de 30 sacerdotes, se lamenta «que no haya fallos que obliguen a cumplir el derecho a una vivienda digna consignado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional».
El desalojo «en la villa 31 mostró al país una escena cruel: una nena llorando porque le rompieron el inodoro. Lo concreto de ese llanto permitió al país entrever algo del dramatismo de la vida de los pobres», dice parte del comunicado.
Los sacerdotes villeros aclaran que «si la gente vive en una villa, o en un asentamiento no es porque le guste vivir hacinada o inundarse de cloaca o pozo ciego, sino porque el drama que atraviesa tal vez ya no le deja otra opción. ¿Qué va a hacer? ¿Qué harías vos si no pudieras pagar un alquiler y te estuvieras quedando en la calle con tus hijos? Los gobiernos son crueles cuando no escuchan la necesidad, y solo defienden los helados intereses del poder».
La denuncia se lo hizo pública el 7 de octubre, con ocasión del aniversario 91 del natalicio del padre Carlos Mugica, sacerdote que a pesar de provenir de una familia adinerada vivió «una verdadera conversión al descubrir el sufrimiento, las opciones y el pensamiento de sus hermanos más pobres en los alrededores de la parroquia Santa Rosa de Lima y posteriormente en la villa 31».
En el mensaje, los sacerdotes de las villas y barrios populares destacan que «esa proximidad física expresada en el encuentro cotidiano con los más pobres lo que le permitió -al padre Mugica- comprender su lucha por la vida, su sentir, sus alegrías, su dolor. Ese encuentro real transformó sus opciones, lo llevó a dar la vida y quedó de manifiesto en el testimonio de su martirio».
«Hoy, en un nuevo aniversario de su nacimiento, junto al Papa Francisco afirmamos que la realidad – también política, económica y social – no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia, y que la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos. Las agendas prioritarias que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural, no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país.
Los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo representan hoy un grito estremecedor y creciente. Cada día los alquileres tienen requisitos inalcanzables para más gente. Comprar un terreno o una vivienda representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero, y estamos hablando de alguien que tiene un trabajo formal, pero se cuentan de a millones las argentinas y argentinos que no lo tienen», apuntan.
Denuncian que el país «ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor, al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social. La brecha con los últimos crece. El sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa. La desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo resulta pasmosa. Entre las atribuciones del Congreso, el Artículo 75 de la Constitución dice en su inciso 19: “Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social…”. Por allí debería ir el diálogo y la discusión de las propuestas de campaña.
El texto íntegro del Comunicado del Equipo de Curas de Villas y Barrios populares está disponible aquí.
Redacción: Radioevangelización