“La política y la economía tienden a culparse mutuamente por lo que se refiere a la pobreza y a la degradación del ambiente. Pero lo que se espera es que reconozcan sus propios errores y encuentren formas de interacción orientadas al bien común.
Mientras unos se desesperan solo por el rédito económico y otros se obsesionan solo por conservar o acrecentar el poder, lo que tenemos son guerras o acuerdos espurios donde lo que menos interesa a las dos par- tes es preservar el ambiente y cuidar a los más débiles”. Papa Francisco, 2015.
Vivimos tiempos convulsionados, donde lo elemental pasa frecuentemente desapercibido, lo injusto es aceptado, la explotación legitimada, la guerra promovida, la corrupción admirada, la viveza criolla venerada, la sinvergüencería aplaudida, el tráfico de influencias añorado, la mentira aupada… por último, la dignidad humana es pisoteada, y todo esto a una velocidad tan impresionante que casi no hay tiempo para pensar, reflexionar y proponer alternativas que nos permitan enfrentar y salir de este atolladero inverosímil que nos tiene esclavizados y subsumidos en una mortal carrera hacia la autodestrucción.
Desde esta lacerante situación, particularmente los creyentes, con ojos de fe, debemos volver la mirada a Jesucristo para encontrar senderos que nos haga redescubrir y descifrar las contradicciones que subyacen en la realidad y se manifiestan en un sinfín de dolorosas situaciones.
La carta semanal Con los ojos fijos en Él, de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, pretende buscar, percibir y analizar las lacerantes situaciones que nos afectan e impiden tener una vida digna, en medio de tanto dolor, tanto llanto, tanta angustia y desesperación generadas por esas estructuras de pecado, de muerte y de injusticia…
Semana a semana y comunitariamente, hemos reflexionado y discernido a la luz del Evangelio, poniendo ‘el dedo en la llaga’, analizando las múltiples aristas que componen nuestra cotidianidad. El único fin es contribuir con algunos elementos que nos permitan a todos una mejor reflexión, conciencia y comprensión de la realidad, para que, individual y colectivamente, busquemos alternativas de acción que contribuyan a cambiar, en lo que sea necesario, y generar vida en abundancia para todos.
El análisis y el debate, de lo que destruyen o construyen el país, nos lleva hasta acuerdos que los concretamos en esta carta semanal, que cada domingo circula y que generosamente ustedes la reciben y la difunden a sus contactos. Por los comentarios que ustedes nos envían, sabemos que hay familias, organizaciones barriales, parroquiales, educativas, etc., que comentan y a su vez debaten los contenidos para sacar sus propias conclusiones y aplicaciones en su propia realidad. Esto último nos satisface profundamente y hace sentir que el servicio que prestamos es de utilidad.
Nuestro país necesita impostergablemente de personas que tengan como prioridad la búsqueda del bien común por encima de sus propios intereses. La erradicación de la pobreza y la vulnerabilidad, la superación de la violencia y la inseguridad, y la priorización de los diferentes ámbitos de desarrollo social, económico, político y cultural de los ecuatorianos es evidente, aunque eso implique cambiar el modelo de desarrollo, donde terminen los privilegios de unos pocos, se extirpe la corrupción, promueva la honestidad, impere la justicia y opere la solidaridad.
Es nuestro afán que la comunicación que promovemos, con nuestra carta semanal, cada vez sea de doble vía y para lograr este objetivo, les invitamos a que, ya sea individual o colectivamente, nos hagan llegar sus puntos de vista, comentarios y sugerencias, y nosotros, con gusto, las tendremos presentes en nuestras reuniones de preparación para compartirlas con nuestra audiencia. Con los ojos fijos en Él en la realidad y en la fe, seguiremos aportando para construir la Paz y la Justicia en nuestro país.
Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.
Carta No. 150– 18 de septiembre 2022