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Concluyó celebraciones por los 300 años del encuentro de Nuestra Señora Aparecida

Aparecida, Brasil.- Con una celebración eucarística que tuvo lugar la mañana del miércoles 11 de octubre, en el Santuario Nacional de Aparecida, concluyó el Año Nacional Mariano instituído por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, CNBB, para preparar el jubileo por los 300 años del encuentro de la imagen de Nuestra Señora Aparecida en el río Paraíba del sur, en São Paulo.

La celebración fue presidida por el Presidente de la CNBB, Cardenal Sergio da Rocha, quien hizo un balance del Año Mariano y destacó seis frutos principales de esta caminata realizada por las comunidades en todo Brasil, que se movilizaron para celebrar el tricentenario de la Patrona:

Primero: «Hubo mayor conocimiento y divulgación de la historia del encuentro de la imagen de N. Sra. Aparecida y de sus implicaciones para nuestra vida hoy.

«La recordación de los 300 años del encuentro de la imagen de Nuestra Señora Aparecida ayudó a reflexionar sobre las señales de Dios en nuestra vida», dijo.

Segundo: «El año Mariano fue un tiempo fuerte de oración y celebración.  Las celebraciones marianas, a lo largo del año litúrgico, fueron más valorizadas.  El Año Mariano se convirtió en una ocasión especial de acción de Gracias a Dios por María,  con María y como ella hizo».

Tercero: «Acontecieron muchas iniciativas que posibilitaron conocer mejor a Nuestra Señora, redescubriendo el retrato de María que se encuentra en los Evangelios y en la enseñanza de la Iglesia. Fueron conferencias, encuentros, cursos, artículos, que ayudaron mucho a cultivar una auténtica devoción mariana, según las enseñanzas de la Iglesia».

Cuarto: «Las peregrinaciones al Santuario Nacional de Aparecida o a las iglesias dedicadas a Nuestra Señora tuvieron un lugar especial en el Año Mariano. Estas peregrinaciones demostraron la alegría de los hijos por visitar a la propia Madre».

Quinto: «El fruto mayor que esperamos que continúe y se multiplique ha sido aprender con María a seguir a Jesús, a crecer en la fe en Cristo, como verdaderos discípulos misioneros, participando de la vida de nuestras comunidades y ssirviendo a los hermanos más sufrientes». Finalmente, así como Nuestra Señora Aparecida vino al encuentro de los humildes pescadores, en un momento de gran aflicción, podamos salir al encuentro de los que más sufren para compartir con todos la alegría del Evangelio», dijo.

Fuente: CNBB