La Democracia participativa ha diseñado un procedimiento a través del cual los líderes de los partidos o movimientos políticos nos imponen, después de cumplir un procedimiento establecido en el Código de la Democracia, candidatos a la presidencia, a la Asamblea Nacional, al Parlamento Andino…
Sabemos y sentimos que nuestro país está en una profunda crisis económica, política, social, cultural, ética…
Los «politiqueros», cuando llegan al poder, no cumplen con lo que ofrecieron en la campaña electoral.
¿Será solo responsabilidad de ellos o será que todos tenemos «vela en ese entierro» con el voto que damos?
Los ciudadanos votantes, elegimos entre los candidatos que nos han presentado y al ejercer nuestro derecho al sufragio, consciente o inconscientemente, estamos depositando en el elegido nuestro ‘poder ciudadano’ para que ese personaje cumpla con sus ofertas de campaña consignadas en su plan de gobierno.
Por lo tanto, nuestro voto es importante y con él, estamos entregando nuestra capacidad y responsabilidad de hacer honestamente lo mejor para todos. Hay la obligación moral de votar por el ‘mejor candidato’, tomando en cuenta que:
1. Por la vía electoral participamos en las decisiones fundamentales para el país.
2. Escogemos a los candidatos de nuestra preferencia y con el voto les entregamos el mandato para que administren, solucionen problemas y atiendan las necesidades y aspiraciones de todos.
3. El momento de votar somos iguales y el voto tiene el mismo valor que los demás. Es un derecho de todos los ecuatorianos a partir de los 16 años.
4. Los elegidos están obligados a respetar y cumplir la Constitución y las leyes, sabiéndose mandatarios, esto es, que deben acatar la voluntad de los mandantes.
5. Los votantes tenemos el derecho y la obligación de acceder a diversas fuentes de información para conocer a los candidatos y sus planes de gobierno.
6. Todos los temas que inquietan y preocupan a la ciudadanía deben ser incorporados a las propuestas de los candidatos.
El sufragio es poder y vale mucho, por eso los candidatos diseñan estrategias publicitarias para ‘cautivarnos’ y conquistar nuestro voto. Ofrecen el ‘oro y el moro’, dicen tener las fórmulas para sacarnos de la pobreza, extirpar la corrupción, crear empleo, dar vivienda, mejorar la salud, la educación, atención al agro, crédito… ponen el paraíso a nuestro alcance. ‘Van a enfrentar los problemas y aplicar las mejores soluciones’, pero no dicen ni cómo ni cuándo ni con qué dinero.
Los candidatos tienen asesores, realizan encuestas, se contactan con los ‘caudillos’ locales, contratan expertos en discursos y elaboran spots publicitarios que atraen… es decir, crean una parafernalia orientada a vender un ‘producto político’.
Caemos en la trampa y votamos por el más simpático, el que mejor habla y ofrece, aunque sabemos que jamás cumplirá. En las elecciones nos cautivan las emociones y la razón queda en segundo plano. No sabemos con qué equipo gobernarán… al votar ‘firmamos un cheque en blanco’.
Votamos y olvidamos fiscalizar y exigir a los elegidos que cumplan y rindan cuentas de lo ofrecido y de lo que están haciendo, lo que evidencia que la crisis que vivimos también sea fruto de nuestro desinterés e irresponsabilidad.
Elegir y elegir bien es un compromiso ciudadano con el presente y el futuro del país.
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Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz, Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe.