Facebook   Twitter   Instagram   Youtube   Flicker

Como ovejas en medio de lobos

Ana María Guerrero Espinoza (*).- «La demolición terminada, la obra cumplida, no hay nadie que la haya contado, como no hay nadie que haya vuelto para contar su muerte» (Primo Levi, 1986).

Pedro Pablo Kuczynski ganó la contienda electoral gracias al apoyo que recibiera del sector progresista y parte de la izquierda. Pero a diferencia de Humala, sin hoja de ruta que lo amarre en varios sentidos a esos votantes excepcionales. Exigirle que cumpla los mínimos no es, pues, ponerlo contra las cuerdas. Por el contrario, es buscar que recuerde y respete algo que él mismo buscó y firmó el lunes 30 de mayo de 2016, al prometer adoptar «medidas de reparación y justicia a favor de las víctimas de violaciones a derechos humanos y sus familiares».

No nos oponemos al indulto del reo Fujimori por crueldad o capricho: se trata del mismo núcleo de la promesa del presidente. Él pidió votos a un sector muy específico de la sociedad, poco o nada afín a su propuesta de gobierno y, a cambio, juró que protegería el tema más sensible de sus vidas: la justicia por la violación de sus derechos humanos. Probablemente Kuczynski lo sabe, por ello suaviza sus intenciones con el «perdón médico». Lamentable eufemismo que, además, lo acerca peligrosamente al discurso cínico de los que sostienen, sueltos de hueso, «nosotros matamos menos».

¿Se trata de odio o revancha contra el reo? Si hubiera casos aislados, para nada son representativos de la corriente opositora al indulto. Este es un tema legal, constitucional y de justicia. El presidente Kuczynski, que quiere ser recordado por su lucha contra la corrupción, no puede usar las mismas armas del corruptor o del corrupto. Esto es, justificando prácticas ilegales o de interés particular en la esfera publica. ¿Por qué indultar a Fujimori y no a Montesinos, Guzmán o los miles de ancianos ya desahuciados en la cárcel? El precedente sería nefasto y asimétrico por donde se le mire, la puerta a una dimensión donde la impunidad ha quedado institucionalizada y extendida hacia el futuro. Impunidad para mentir, para quebrar la ley y para seguir quitándole valor a la justicia.

En ningún caso es deseable que las autoridades, más si se trata del Presidente de la República, vacíen de sentido palabras tan importantes como ley o responsabilidad. Lejos de alegar por una gramática correcta, en el país donde los puentes no se caen sino se desploman urge recuperar el registro simbólico del lenguaje que amplía el sentido de la vida y alarga y enriquece el pensamiento. «Perdón médico» es indulto y este no procede.

Un ejercicio similar parece necesario a la práctica de la fe. Defender la honestidad incluso en la administración, esto es, en la dirigencia de los países, es una invocación especial de Francisco. La corrupción que «arrasa con todo y se infiltra en todas partes» apunta al resquebrajamiento de las instituciones y la facilidad con la que cobra la vida de la gente, como ocurre en nuestro país o la propia Iglesia Católica. Preguntarnos qué significa y qué implica la compasión con el asesino y el corrupto también es urgente a nuestros tiempos.

En la vida de Jesús vemos que éste no titubeó al expulsar a los usureros del templo ni temió denunciar la hipocresía de los fariseos. Sin embargo, recordemos también que mandó a sus discípulos a caminar como ovejas en medio de lobos. Él sabía del riesgo, que los lobos, como el corrupto y el corruptor, acechan agazapados por la oportunidad del zarpazo. Por ello también les dice que en su caminar sean astutos como serpientes y mansos como palomas, es decir, que la humildad, la bondad y la misericordia no implican perder la inteligencia de observar la realidad y actuar en función de ella, con honestidad pero con prudencia.

Como sugiere el epígrafe de Primo Levi, los verdaderos testigos de lo ominoso ya no están. En ese sentido el Grupo Colina cumplió su cometido. Solo los muertos, si hablaran, darían la versión más completa. Quizás algo como reza el salmo 102:2, «mis días han sido consumidos en humo, y como brasero han sido quemados mis huesos». ¿De qué lado estará el presidente?

….
(*) Psicóloga, docente UARM y PUCP.

La Periferia es el Centro

Compartido por Diario La República, Perú.