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CEBs de Brasil reflexionan sobre la comunicación para la evangelización

El 23 y 24 de enero último, en la ciudad de Londrina, Brasil, se llevó a cabo un Seminario de Comunicación que tuvo la finalidad de reflexionar sobre los pasos que deben ser dados para mejorar aquello que es comunicado en las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) de Brasil.  El encuentro se desarrolló como una de las actividades previas al 14º Intereclesial de las CEBs, que tendrá lugar del 23 al 28 de enero de 2018.

Edson André Thomassin, agente pastoral relacionado con las pastoral sociales y la comunicación alternativa, reflexionando sobre los desafíos de la comunicación dentro de las comunidades eclesiales de base, cuestionaba a los más de setenta participantes, llegados de todos los rincones del país, sobre qué es lo que las CEBs están comunicando y la necesidad de invertir tiempo y esfuerzos en este proceso de comunicación, pues ésta es una realidad que depende de cada uno, ya que es algo que nace de la base y que pretende dar a conocer aquello que sucede en las pequeñas comunidades.

Thomassin ha resaltado que la comunicación es más que transmitir informaciones, pues es una muestra de cómo nos relacionamos con el mundo circundante, es algo que parte del diálogo, que en la medida en que es comunitario se torna más válido, genera encuentro, nos transforma y ayuda a entender que en los procesos de comunicación no se trata de convencer al otro, de defenderse o sólo querer escuchar aquello que nos interesa.

La dimensión comunicativa tiene expresiones concretas, son muchos los instrumentos de los que ésta se sirve para llegar a los otros. En el ámbito eclesial, la Buena Noticia del Reino se comunica a través de diferentes modos. Entre estos elementos, en el Seminario fueron presentados algunos de ellos, como es el arte, la música o la comunicación escrita, inclusive en los medios virtuales.

Anderson Augusto, artista plástico, miembro del Movimiento de Artistas de la Caminada, partía de la idea de que el arte es algo que comunica y provoca reacciones, pues refleja momentos y coyunturas específicos, diversas formas de comprender el mundo y lo sagrado. En este sentido destacaba el importante papel del arte en la historia de la Iglesia como instrumento de comunicación y como hoy ha quedado relegado a un papel secuendario.

Antonio Baiano, compositor, cantante y animador de las CEBs, puso de relieve la importancia de la música en la vida de la gente y de las comunidades, convirtiéndose en un elemento que ha ayudado a hacer realidad el encuentro con Jesucristo, encarnado en la vida y la cultura del pueblo. Durante mucho tiempo las músicas compuestas y cantadas en las CEBs fueron muestra de la vida de la gente, con sus alegrías y sufrimientos, e instrumento denuncia profética, dimensión que poco a poco se ha ido perdiendo.

Como CEBs somos desafiados a comunicar aquello que sucede en las periferias geográficas y existenciales. Como comunicador y desde la realidad en que vivo, entre los pueblos indígenas, tradicionalmente masacrados y colocados del lado de fuera de la sociedad, ayudé a reflexionar a los participantes del Seminario sobre esta dimensión, que puede transformar realidades concretas y concienciar a la sociedad sobre elementos válidos, que están presentes en la vida de quien está en esas periferias, y que muchas veces no son conocidos porque nadie los comunica.

Las CEBs son desafiadas a dar a conocer, a través de la comunicación, un proyecto de Iglesia que nace de la base, de situaciones concretas que surgen allí donde el pueblo vive, a hacer conocida una Iglesia misionera, que se solidariza con las luchas populares, que apuesta por el Cuidado de la Casa Común.

En este proceso de comunicación se hace necesario trabajar en red, buscar la colaboración de aquellos que sintonizan con las realidades que son vividas en las comunidades eclesiales de base. Todo ello para conseguir que la comunicación haga posible una relación de humanidad, que promueva y construya la paz, por encima de divergencias personales.

Las CEBs son desafiadas a dar testimonio con una voz profética, que quiere hablar como Iglesia desde las situaciones concretas que los más pobres viven. Que nadie se olvide que sin comunicación no habrá memoria y que sin ésta no será posible seguir actualizando la Memoria de Jesús de Nazaret, que cada día nos desafía a seguir construyendo un mundo mejor para todos, basado en el Reino de la Justicia.

La comunicación es uno de los elementos intrínsecos de la vida de la Iglesia. En la medida en que no estamos dispuestos a entrar en esa dinámica, traicionamos el mandato de Jesús de anunciar la Buena Noticia del Reino hasta los confines del mundo.

El Papa Francisco, en su entrevista concedida a El País el día 21 de enero, no dudó en afirmar la importancia de esta dimensión dentro de la Iglesia, puesto que «la comunicación es divina. Dios se comunica. Dios se comunicó con nosotros a través de la historia. Dios no quedó aislado». Las palabras del Obispo de Roma nos llevan una vez más a preguntarnos como vivimos y llevamos a cabo los diferentes procesos de comunicación.