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14 octubre 2010

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Biografía – Cándida María de Jesús

Biografía – Cándida María de Jesús

Nació el 31 de mayo de 1.845 en el caserío de Berrozpe, de Andoain, Guipúzcoa, España.

 

Bautizada el mismo día de su nacimiento, recibió el nombre de Juana Josefa.

 

Sus padres, Juan Miguel Cipitria y María Jesús Barriola, se dedicaban al tejido y vivían de su trabajo de artesanos.

 

Juana Josefa aprendió a querer y a hacer el bien a los que la rodeaban y también a conocer y a amar a Dios y a la Virgen, en aquel ambiente familiar sencillo y de amor.

 

En su pueblo, Juana Josefa vivió su infancia, adolescencia y primeros años de la juventud. Allí conoció la vida de San Ignacio de Loyola y su espiritualidad, que serían la base de su futura Congregación.

 

La precaria situación económica de los padres los llevó a trasladarse, hacia 1.852, a Tolosa. Mientras sus padres dedicaban horas de trabajo en el telar, cuidaba Juanita de sus hermanas pequeñas.

 

En 1.863, a los 18 años de edad, trabajaba como sirvienta en casa de los Sabater, en la ciudad de Burgos. Los disturbios revolucionarios de la época obligan a la familia Sabater a trasladarse a la ciudad de Valladolid. Con ellos también a Juana Josefa.

 

En el traslado no sólo tuvo que afrontar el cambio geográfico, sino también el cambio de idioma. Su lengua materna era el euskera, y ahora debía expresarse en castellano.

 

En Valladolid conoce al padre Herranz, sacerdote jesuita que acompaña su proceso de búsqueda y discernimiento.

 

Durante el año 1869 Juana Josefa descubre el regalo que Dios le tiene preparado: ser Fundadora de una Congregación que respondiese a las necesidades de aquel tiempo: la educación cristiana de las jóvenes de todas las clases sociales.

 

Como la mayoría de las jóvenes pobres de su época, Juana Josefa no sabía ni leer ni escribir. Acompañada por el padre Herranz, comienza a aprender a leer y escribir.

 

El 8 de diciembre de 1871 nace en Salamanca la congregación de las Hijas de Jesús, con el fin de dar respuesta a «la exclusión de la mujer y de las clases económicamente débiles de los ámbitos de la enseñanza». Bajo el amparo de María, la Virgen Inmaculada. Cándida María de Jesús, con cinco compañeras más, es el germen de la familia que es hoy.

 

Es consciente, muy consciente de sus carencias, pero su vida de fe se asienta en una sólida base: una total confianza en Dios. Se refleja en esta expresión suya, tantas veces repetida en cartas y apuntes espirituales: “Sola, nada… Pero con la ayuda de Dios, lo puedo todo”.

 

En pocos años, lo que comenzó en Salamanca se extiende por toda España y posteriormente da el salto a otros países, haciendo realidad su sueño: «Al fin del mundo iría yo en busca de almas». En 1911 la Congregación llega al Brasil como primera fundación extranjera.

 

El 9 de agosto de 1912 la Madre Cándida muere en Salamanca, después de una vida plena y entregada generosamente, diciendo: “Cuarenta y un años de vida religiosa y no hubo ni un solo instante que no haya sido para Dios”.

 

Cándida María de Jesús fue una mujer sencilla y fuerte, humilde y valerosa, abierta a Dios y dispuesta por ello a ayudar a otros a crecer, desde los comienzos de la vida, en su dimensión humana y cristiana. Su afán apostólico no conoce horizontes: “El mundo es pequeño para mis deseos”, decía.

 

La Iglesia reconoce la heroicidad de sus virtudes y el día 12 de mayo de 1.996 fue beatificada en Roma.

 

Tras haberse reconocido el milagro por su intercesión de la curación de una religiosa de su congregación, Cándida María de Jesús es canonizada el domingo 17 de octubre por el Papa Benedicto XVI.

 

El milagro aprobado para la canonización consistió en la curación de la hermana jesuitina María del Carmen del Val, quien sufrió una grave enfermedad cerebral «leucoencefalopatía multifocal», que la mantuvo en coma durante 12 días.

 

Se afirma que tras invocar a la Madre Cándida y cuando los médicos habían descartado cualquier curación, la enferma se recuperó milagrosamente. Los médicos confirmaron su plena recuperación y la total ausencia de incapacidad neurológica y psíquica.

 

Inspiradas por la Santa, hoy las jesuitinas están presentes en todo el mundo y en diversos campos: en la educación formal a través de sus colegios, en el apostolado social con su presencia en la pastoral con inmigrantes, la promoción de la mujer, pastoral penitenciaria, infancia en riesgo, pastoral familiar, de la salud, con indígenas, con gitanos, con gente de la calle y desplazados, pastoral juvenil y vocacional, ejercicios espirituales con la espiritualidad de San Ignacio de Loyola.

 

La Congregación está presente en 17 países al servicio del prójimo y con especial atención a los más necesitados: en Asia: China-Taiwan, Bangladesh, Tailandia, Japón y Filipinas; en África: Mozambique; en Europa: Italia y España; en América: República Dominicana, Cuba, Bolivia, Venezuela, Colombia, Brasil y Uruguay.

 

Fuente: AICA