Bogotá, Colombia.- Del 3 al 7 de febrero se lleva a cabo la primera Asamblea plenaria del Episcopado colombiano en 2020, en la que se reflexionará sobre el cuidado de la casa común. Según explicó el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Óscar Urbina Ortega, en diversos escenarios se están levantando las voces para reclamar políticas globales que ayuden con la conservación del planeta. «Este es un signo de los tiempos y un cambio de paradigma que tenemos que entender para realizar una Evangelización y formar comunidades responsables con la ‘Casa Común'».
Monseñor Urbina lamentó que el mundo de hoy quiere ocultar a Dios, ser postcristiano y ser indiferente ante hechos marcados por el desencanto de la política, la religión, la violencia, el terrorismo, la ética, la droga, los atentados contra la vida, la dignidad de las personas, el ataque a la familia, las nuevas tecnologías, la mezcla del rostro mestizo de los pueblos y la depredación de la casa común.
Los jóvenes, la tecnología y la Casa Común
Al respecto, subrayó que el uso de la tecnología en manos de las nuevas generaciones se ha convertido en una «forma de vivir, decidir y gestionar el descanso y la diversión, de recordar y pensar (…) es una manera de gestionar el aprendizaje, el conocimiento y no tanto la información».
Resaltó que las conclusiones del Sínodo de los jóvenes que se realizó en el 2018 muestran que estas nuevas generaciones lideran grandes luchas sociales, entre ellas la del cuidado por la Casa Común. «La Iglesia quiere escuchar el clamor de los jóvenes que piden que se tomen medidas urgentes ante el cambio climático, una Iglesia que dialoga con una cultura que ha incorporado la dimensión ambiental como un eje de construcción de sociedad».
El cuidado de la vida humana y la creación, retos pastorales
Al recordar que estos nueve años de trabajo, guiados por un plan pastoral, cierran un ciclo con aciertos y metas, también llevan a abrir una nueva etapa en el camino de la misión evangelizadora de la Iglesia en Colombia.
«La Nueva Evangelización sigue siendo indispensable en la vida de nuestros cristianos y requiere ahora un serio compromiso de escuchar y responder al grito de los pobres y de la tierra, abriendo nuevos caminos, como lo acaba de expresar el Sínodo de la Amazonía».
El también Arzobispo de Villavicencio, afirmó que, al dar gracias a Dios por la Creación, también se seguirá en la tarea de acompañar en sus luchas a los pueblos indígenas, campesinos y habitantes de las ciudades, para que se den «condiciones de vida más humana, en la búsqueda de un modelo de desarrollo integral y solidario que armonice la dignidad de la persona humana con el cuidado de la Creación, habitarla como casa propia, respetarla, amarla y protegerla de la violencia y la destrucción».
Por lo anterior, dijo el prelado, es compromiso personal y de las jurisdicciones eclesiásticas (arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos) velar por el cuidado de la casa común, la economía y la política, poniendo en el centro a la persona, que se entrelaza con la responsabilidad social y el testimonio como creyentes. Pero advirtió que esta tarea del cuidado del planeta es también responsabilidad de todos.
«El anuncio del Evangelio de la Creación es para todos. Requiere en su uso, gran responsabilidad moral para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad. Así, la vocación a salvaguardar la Creación, no es únicamente de los cristianos, incluye a todos», aseveró.
La reflexión de los obispos durante estos cinco días de trabajo estará guiada por la metodología del ver, juzgar y actuar. La Carta Encíclica ‘Laudato si’ del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común y su aplicación en el Sínodo de la Amazonía, serán la ruta a seguir para que los prelados hagan una lectura profunda de lo que pasa en el la Amazonía colombiana, luego la iluminen desde el Evangelio de la Creación y, finalmente, planteen unas acciones «teniendo presente la Ecología Integral y sus exigencias pastorales, entre ellas, los nuevos caminos para la conversión pastoral, cultural, ecológica y sinodal».
Fuente: CEC