Diez obras de poetas de Argentina, El Salvador, España y Polonia son los finalistas del Premio Fernando Rielo de Poesía Mística. En esta XXXVIª edición han participado en el concurso 261 poemarios de 27 países. Los diez poemarios, nueve escritos en español y uno en inglés, optarán por el galardón el 14 de diciembre en la Embajada de España ante la Santa Sede, en Roma.
Los poetas finalistas y sus obras son:
Cledia Teresa Báez (Buenos Aires — Argentina). Alas blancas.
Izara Batres Cuevas (Madrid – España). Tríptico.
Elzbieta Buczkowska (Zabrze — Polonia). The Never Ending Dialogue.
Alfonso Crespo Hidalgo (Málaga – España) Me saciarás de gozo en tu presencia.
Antonio Díaz Tortajada (Valencia – España) El vendedor de pan.
Carmen González Huguet (Cuscatlán — El Salvador). Amable soledad.
Francisco Jiménez Carretero (Albacete – España). Y no te vi, Señor, y estabas.
Elena Martín Otín (Madrid – España). La palabra encontrada.
Claudia Lorena Parada Turcios (San Salvador — El Salvador). Resiliencia.
Virginia Sánchez Nuño (Ciudad Real – España). En la voz del vendaval.
El premio, para obras inéditas tanto en español como en inglés, está dotado con 7.000 euros y la publicación de la obra. En su larga trayectoria, ha sido fallado en foros como la ONU; la UNESCO; el Senado francés y el Campidoglio romano. En esta ocasión se celebrará en la Embajada de España ante la Santa Sede. Cada año cuenta con el apoyo de un amplio Comité de Honor compuesto por académicos de la Lengua, de la Historia y de las Ciencias Morales y Políticas, así como por escritores, poetas, hispanistas y rectores universitarios.
La necesidad de la poesía en el mundo actual, y de la poesía mística en particular, la expresó Fernando Rielo en 1985, en un discurso ante la UNESCO: «la poesía es forma de una cultura que pasa por una espiritualidad insobornable; privada de este paso, no puede darnos el fruto de la paz. (…) la cultura es sabiduría que eleva a sistema las intuiciones de la vida. Su lenguaje, la poesía; su fruto, la paz.»
El carácter ecuménico del premio ha hecho que lo hayan obtenido poetas de distintas confesiones cristianas, en realidad la mayoría, pero también no cristianas, demostrando la capacidad de la poesía mística para unir a las culturas y a las religiones.