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Análisis de la realidad latinoamericana ocupó la primera jornada de la Asamblea del CELAM

A partir de la metodología eclesial del Ver, Juzgar y Actuar, la primera jornada de la 38° Asamblea General del CELAM, que inició el martes 18 de mayo, se ocupó de analizar la realidad de la región y las consecuencias que está dejando en el continente la pandemia de Covid-19.  Así explicó Monseñor Jorge Lozano, Secretario General del CELAM, al presentar un balance al culminar la primera reunión de la Asamblea.
En una rueda de prensa virtual, el obispo argentino detalló que el análisis del impacto de la pandemia se enfocó en cuestiones sociales como «el trabajo, la dignidad de las personas, los pobres», a partir de una exposición que presentada por el  sociólogo argentino Agustín Salvia, quien habría recordado también el magisterio del papa Francisco sobre este tiempo especial de pandemia.

A decir de Monseñor Lozano, en un segundo momento el padre Carlos Gali, coordinador del equipo de reflexión teológico pastoral del CELAM habría presentado el camino teológico que ha seguido la iglesia en América Latina y el mundo, en modalidad sinodal.

Encuentro de comunión

De su lado, monseñor Paulo Cézar Costa, coordinador del Consejo del Centro de Formación CEBITEPAL, del CELAM, destacó que la primera reunión fue rica, no únicamente por el hecho de que los presidentes de las Conferencias Episcopales se reunan virtualmente, en un momento de comunión eclesial, reflexionando sobre el proceso de renovación del CELAM, que «no es abstracta, sino que es resultadop de la misión».

Destacó que la reestructuración del CELAM debe apuntar a dar respuesta a la realidad dramática que vive el continente en estos momentos, «a la situación de pobreza, a la situación difícil que vive el continente latinoamericano y El Caribe», desde antes de la pandemia, pero que se han agudizado con la pandemia y que «la iglesia latinoamericana no puede ser indiferente».

Monseñor Costa remarcó el llamado formulado por el papa Francisco, que ha insistido que la iglesia debe acompañar, debe dar sentido y debe ayudar a nuestros pueblos a despertar, siendo una iglesia que está en medio del pueblo.

Así también destacó la necesidad de la conversión pastoral para ser una iglesia en salida, y la importancia de la comunicación en este proceso, así como cargar de sentido las prácticas humanas, de la comunidad.

Inauguración de la Asamblea

La ceremonia de instalación comenzó con las palabras de bienvenida del presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte. En su mensaje el prelado reconoció que este proceso no es algo cerrado, subrayando que el CELAM debe ser un “centro propulsor de la conciencia misionera, de la conversión pastoral permanente, como Iglesia en salida y sinodal, caminando eclesialmente con el Pueblo de Dios y las Conferencias Episcopales”.

Así mismo explicó que el organismo ha enmarcado el proceso de renovación y reestructuración en la teología del “Concilio Vaticano II, la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida y el Magisterio del Papa Francisco”, que tiene como base los cuatro sueños proféticos de la exhortación Postsinodal Querida Amazonía.

Acto seguido la Secretaria General de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) hermana Daniela Canavina, dirigió un espacio de contemplación tomando como base la oración de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.

Antes de dar paso a los trabajos de reflexión se compartieron los mensajes del Nuncio Apostólico de su santidad en Colombia, Monseñor Luis Mariano Montemayor, quien manifestó su cercanía a los miembros de la Asamblea exhortándolos a dejarse guiar por el Espíritu Santo en la tarea de discernir adecuadamente frente a la misión de renovar la estructura del Celam.

De la misma forma, el prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Cardenal Marc Ouellet, expresó su confianza para que “los frutos de esta asamblea eclesial después de un tiempo de escucha y reflexión, sean signo de una Iglesia en continua conversión pastoral y misionera que crece en la vivencia y la transmisión de la fe, la esperanza y la caridad“; teniendo presente que el cambio de las estructuras es fruto de la misionariedad y es esta experiencia la que motiva la transformación de las estructuras caducas a las nuevas.