«Una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del «bien común» como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad» Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 407.
El 5 de febrero elegiremos: 221 alcaldes, 864 concejales urbanos, 443 concejales rurales, 23 prefectos, 23 viceprefectos, 4109 vocales de juntas parroquiales, de acuerdo con nuestra ubicación territorial. Los candidatos y candidatas en campaña expresan ideas, propuestas y promesas, algunas muy simples, otras más consistentes. Con nuestro voto encargaremos, a los ganadores, una responsabilidad por 4 años, por lo que no podemos votar a ciegas, sino analizar en conciencia para elegir a los que consideremos personas idóneas junto a las mejores propuestas.
También seleccionaremos a siete personas que conformarán el nuevo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social – CPCCS. Si bien, muchos no tenemos claridad en este aspecto, debido a un sistema de campaña sui géneris impuesto por el Consejo Nacional Electoral – CNE, lo que nos impide contar con elementos válidos para escoger a tres hombres, tres mujeres y uno por los pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianos o montubios y ecuatorianos en el exterior.
Por último, debemos aprobar con el SI o rechazar con el NO, en ocho preguntas en un referéndum importante para el país. Es esencial dedicar un tiempo, antes de llegar a las votaciones, para analizar bien las preguntas planteadas (incluyendo los anexos), mirando las connotaciones y consecuencias si se aprueban o no.
El domingo, una vez concluidas las votaciones, toda la sociedad y por los distintos medios, exijamos a las autoridades del CNE la total transparencia, para evitar dudas y cuestionamientos sobre los resultados. Los escrutinios deben reflejar fielmente la voluntad ciudadana expresada en las urnas. La integridad del sistema electoral es fundamental: los procedimientos aplicados en las mesas receptoras del voto, la consolidación de los datos y la proclamación de los resultados deben entregarlos a tiempo sin disculpas ni excusas que generen suspicacias.
Los partidos, movimientos y alianzas políticas deben aceptar con profundo respeto y altura, el veredicto inapelable de las urnas. Es deber de todos los candidatos y candidatas tener la suficiente cultura democrática para reconocer el pronunciamiento de los electores. En política hay que saber ganar con humildad y agradecimiento y perder con dignidad.
Hay que evitar disturbios y conflictos, o peor, llamar a acciones antidemocráticas como las que hemos visto en otros países, que podrían comprometer nuestra estabilidad democrática.
Si queremos consolidar una república auténtica, si queremos una sociedad verdaderamente democrática, si queremos fortalecer las instituciones, tenemos que combinar armónicamente tres elementos fundamentales:
Una población responsable y comprometida con el futuro del país, que sienta que es actora y no mera espectadora del accionar de unas autoridades de las que luego reniega.
Un sistema electoral serio, transparente, neutral, sin ningún tipo de sesgo que beneficie a unos sobre otros y con reglas de juego claras e iguales para todos.
Unos políticos, partidos y movimientos responsables, con solvencia ideológica y comprometidos con el bien común.
En definitiva, para construir país, hay que votar bien, analizar las propuestas y la trayectoria completa de los candidatos y de su partido o movimiento. Tengamos presente la enseñanza evangélica: «Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Ustedes los reconocerán por sus frutos» (Mateo 7, 15-16).
_______________________
CON LOS OJOS FIJOS EN ÉL, en la realidad y en la fe
Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz No. 169
29 de enero 2023