Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama en el trigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C, Solemnidad de Cristo Rey, correspondiente al domingo 20 de noviembre de 2022. La lectura es tomada del Evangelio según San Lucas 23, 35-43.
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”
Hoy es la fiesta de Cristo Rey, ¿y lo vemos en el evangelio en una cruz?
Así es. Es una contradicción. A los reyes se les ve sentados en tronos, rodeados de damas superadornadas y de caballeros elegantes, que los adulan y veneran. En cambio aquí Jesús está medio desnudo, colgado de una cruz, y rodeado de gente que se burla de Él.
¿Quiénes son los que más se burlan de Él?
Hay tres grupos de personas, que se mofan de Jesús (vv. 35-39): los líderes, los soldados y el criminal que lo ridiculiza.
-Los líderes dicen, “¡A otros salvó: sálvese a sí, si éste es el Mesías, el elegido de Dios!” (v. 35).
Dios lo había llamado ‘elegido’ en la Transfiguración, “Éste es mi Hijo, mi Elegido; ¡escúchenle!” (9:35). También lo llamó así Isaías: “Mi elegido, en el que mi alma se deleita.” (Is 42: 1).
-Los soldados dicen, “¡Si tú eres el Rey de los Judíos, sálvate a ti mismo!” (v. 37). Y le daban vinagre para beber, que era como un insulto. “Y habían puesto sobre él un título: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS” (v. 38) para informar a los que pasaban por qué era crucificado. Roma esperaba así impedir levantamientos futuros.
-El criminal dice: “Si tú eres el Cristo, sálvate á ti mismo y a nosotros.” (v. 39).
Pero Cristo no pretende salvarse a sí mismo, como le piden los que se burlan de Él al pie de la cruz. Es a los demás, como al buen ladrón, a quienes quiere salvar. Anuncia un Reino de perdón y de paz que logra la reconciliación a base de la propia entrega.
No representa al poder sino al anti-poder; no es la figura del que recibe pleitesía y es socialmente reconocido, sino la imagen de la descalificación y la mofa.
“Lo esperaban como rico, y habitó entre la pobreza.
Lo esperaban poderoso, y un pesebre fue su hogar.
Lo esperaban un guerrero, y fue paz toda su guerra.
Lo esperaban rey de reyes, y servir fue su reinar” (Homilética 2010/3. Sal Terrae, p. 523).
Este rey no manda ni oprime, no lucra de sus vasallos, es, con su libertad total desde la cruz, la garantía de la salvación y la promesa de un mundo nuevo.
Él se preocupa por el buen ladrón, como siempre se preocupó de los pobres, las mujeres, los niños, los proscritos y los gentiles.
Pero hubo quienes no se burlaron de Jesús en la cruz…
Más bien, eran personas que sufrían viendo a Jesús así:
-Las santas mujeres con María, la madre de Jesús, y Juan.
-El pueblo, que miraba y callaba.
-El buen ladrón, que pone en Él su esperanza.
-El Centurión, que al final exclama: “Verdaderamente este hombre era justo” (v. 47).
¿Le gustaba a Jesús que lo llamaran rey?
Jesús rehúye y esquiva este título a lo largo de su vida. Después de la multiplicación de los panes, querían proclamarlo rey, y Él tiene que esconderse en lo alto de una montaña.
Después Él sólo lo admite de rebote y con matices y distingos. Lo usa porque tuvo que adaptarse a la cultura y forma de hablar de entones.
Pero, ¿Él habló mucho del ‘Reino de Dios’?
Efectivamente. Más aún, ése fue el tema central y casi obsesivo de su mensaje; con él soñaba y a él vivió consagrado por entero: “Venga a nosotros tu Reino”.
El Reino de Dios se da cuando se reconoce la soberanía de Dios frente a la tiranía y explotación del hombre. En ese sentido Él será rey porque proclama e inaugura un Reino, adonde ‘ha entrado a traer vida y vida en abundancia’, y donde tiene un poder liberador de pobres y oprimidos.
¿Cuáles son las características de este rey, de Cristo Rey?
1ª – Cristo rey es rey-pastor. Pastorear no es desde luego tener poder o dominar por la fuerza: más bien es guiar, orientar, preocuparse del rebaño, y atender y preocuparse por las ovejas heridas y perdidas.
2ª – Cristo es rey-juez a favor de los indefensos. Este rey-juez garantiza y administra una verdadera justicia a favor de los más necesitados. “Un rey que defiende a los humildes del pueblo, socorre a los hijos del pobre y quebranta al explotador” (Sal 72, 4). La sensibilidad y preocupación por la justicia social es la piedra de toque de este rey.
¿Qué armas usó Jesús en la guerra espiritual del reino de Dios?
Él usó las armas de la verdad y del amor.
Cristo es la verdad y el sentido último de todas las cosas, principio y fin de la creación, alfa y omega, el líder que guía nuestros pasos. “Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. La verdad de la palabra de Dios es una espada afilada contra los enemigos del reino.
Esta espada, esgrimida con amor y mansedumbre, como Jesús lo hizo, es la que extiende su reino en la tierra: “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”.
Éste es el camino para mostrar en nuestra vida diaria que Jesucristo es de verdad nuestro rey: cultivando y viviendo en nuestras vidas la forma de ser amable y humilde de Cristo: “Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo”.
El reinado de Cristo está fundamentalmente no en la fuerza ni en el poder, sino en la debilidad de la cruz y en la reconciliación. Su reinado es humilde y servicial, un reinado de amor, de perdón y de misericordia.
Precisamente lo que se ve en la cruz es lo que revela el verdadero ser de Jesús y su procedencia: “el escándalo de la cruz” (I Cor 1,22-25).
La cruz es el símbolo de todo lo que había enseñado y vivido Jesús. Es su última lección. El último servicio para toda la humanidad.
Jesús es el Rey que no aparenta ser Rey, pero para nosotros, los creyentes, este Rey que sirve hasta la entrega total de su vida, que muere y que es objeto de burla, es el que nos sana, nos perdona, nos redime, nos libera del enemigo y nos abre las puertas de la vida y del reino presente y futuro.
Y él nos asegura: “Mi reino no es de este mundo”, es decir, no se rige por los criterios de este mundo. Pero un día, el mundo entero, la creación entera, será su reino.
********
José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)