Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena, Colombia, recientemente fue nombrado cardenal por el papa Francisco. 56 años de servicio a la Iglesia son sus mejores credenciales.
Estuvo a la cabeza del Itepal – Instituto teológico y pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) – cómo se llamaba anteriormente, con sede en Medellín, actualmente Cebitepal.
Otro de los frentes en los que el hoy cardenal prestó su servicio fue en el secretariado del Celam, de 1995 al año 1999 y, luego, fue presidente de ese organismo desde 1999 al 2003.
En 2002, monseñor Jiménez, cuando era obispo de Zipaquirá, estuvo secuestrado cuatro días por las extintas guerrillas de la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Liberación), un hecho que muestra el valor de la esperanza en la voz de quien, a sus 80 años, acoge las palabras del Papa de alcanzar la paz y fraternidad en el mundo.
Por eso, en conversación con SIGNIS ALC, el nuevo purpurado afirmó que “yo creo que el Papa apunta por todos lados a que tratemos de hacer presente la palabra y la propuesta de Jesús para vivir de una manera auténticamente humana”.
Discernimiento para la paz
El cardenal Jiménez ha dicho que el discernimiento debe “aterrizar en todas partes”, ya que este tiene la particularidad de ser “un método sencillo, bien interesante que nos ayuda a que ese pensamiento de Jesús sobre el mundo, y sobre toda la vida humana, lo podamos aterrizar a cada circunstancia, a cada momento y, podríamos decir, a cada siglo, a cada coyuntura social en la cual nos movemos, y yo veo que esa reflexión nos va a ayudar mucho a los colombianos”.
Al referirse a Colombia como un país diverso, en el que cada departamento tiene sus propios clamores, el cardenal indicó que “como tantas familias en su país están urgidas de consolidar sus proyectos personales, no podemos, como Iglesia, dejar de ayudar a alcanzar esas metas en función del bien común”.
“Todo nuestro país y lo que le aportamos nosotros a los cambios que vienen, y que se dan, y que se están dando, es ayudar a que el pensamiento de Dios, la mirada de Dios sobre la realidad, pueda ayudarnos a no equivocarnos, a comprometernos, a que la sociedad siempre esté en función de un auténtico bien común”, agregó.
Redacción: Ángel Morillo-SIGNIS Colombia.