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SIGNIS ALC

25 abril 2022

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La ambición de Don Pedro y Doña Inés 

La ambición de Don Pedro y Doña Inés 

“No sean mezquinos en sus sueños, luchen por un futuro mejor y conviertan esos anhelos en acciones concretas y significativas.  Dejen atrás rutinas y falsos espejismos y regeneren este mundo tan sacudido por la pandemia” (Papa Francisco al Foro Mundial de la Alimentación, 2021).

 

Decía Martin Luther King…
«lo preocupante no es la perversidad de los malvados
sino la indiferencia de los buenos»

 

Don Pedro y Doña Inés son los gestores de un feliz matrimonio y en su hogar, cuando comparten con sus hijos, los temas de conversación giran alrededor de los principios éticos y de los sistemas morales, cuya observancia garantizan el bienestar de su familia, la convivencia social y el desarrollo humano. Hablan de comprometerse con el respeto, la justicia, la honestidad, la tolerancia, la responsabilidad, la verdad y otros tantos principios; de la importancia de tratar a los demás como queremos ser tratados, de la necesidad de comportarnos adecuadamente en público, de ser solidarios, de cumplir nuestros compromisos, del respeto a las instituciones públicas y exigir a las autoridades cumplir sus responsabilidades.

 

Las pláticas son matizadas frecuentemente, con los testimonios de  personas ejemplares como Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King, Madre Teresa de Calcuta, Charles de Foucault, Desmond Tutu, Papa Francisco y tantos otros.

 

En el mismo vecindario hay otra casa, que no puede llamarse precisamente hogar, conducido por una pareja cuyos nombres mejor es omitir, donde los temas de conversación giran alrededor de cómo ser feliz rápidamente y sin esfuerzo, de las «hazañas» de esos funcionarios que, con osadía y «viveza», mal utilizan los recursos públicos, lo que les permite vivir ostentosamente y a algunos hasta en el extranjero; admiran a aquellos que fueron sancionados por la justicia, porque al salir de las cárceles, usufructúan de lo robado; y los ponen de ejemplo a sus hijos y otros familiares cercanos… ¡son «héroes» de la villanía!.  Pero no sólo se trata de conversaciones, sino también de acciones: no pagan las cuotas fijadas por la organización barrial… «no tengo por qué hacerlo si los espacios de nuestro vecindario son públicos»… No cumplen con el adecentamiento y limpieza de la acera que queda frente a su casa… «eso es obligación del municipio o de la directiva barrial», se pasan el semáforo en rojo, no respetan la fila, etc.  Si miran caminando a un anciano que requiere ayuda, lo increpan reclamándole que ¿para qué ha salido a la calle?… en fin, acciones que se han vuelto normales y aceptadas socialmente.

 

Mientras Don Pedro y Doña Inés incentivan a que sus hijos tenga una ambición saludable: como un deseo o un motor que motiva a dejar de lado actitudes conformistas y empuja al desarrollo integral: como la valentía de otear nuevos horizontes, crear sueños, proyectos, nuevos paradigmas que generen transformación social…; los otros, presionan a que sus hijos practiquen una ambición sin límites, sobre todo, por las riquezas materiales que han de ser conseguidas, sin importar si para ello tienen que infringir la ley, quebrantar los sistemas morales que han sido diseñados para el buen convivir social y dañar a la sociedad en general.

 

Familias como la de Don Pedro y Doña Inés constituyen células vivas del cuerpo de nuestra sociedad y los otros son células muertas que crecen desmedidamente. Lo grave es que nos hemos vuelto pasivos. Es preciso un esfuerzo compartido del pueblo cristiano para trabajar por la resurrección de esas células muertas… ¡es posible!… la esperanza en Cristo nos garantiza recuperar las bondades de la práctica de los principios éticos y de los sistemas morales de nuestra sociedad; siempre vamos a encontrar la oportunidad de hacerlo… con los vecinos del barrio, en el comité de padres de familia del colegio, con los compañeros de trabajo, con el amigo vinculado a los medios de comunicación social, en fin, con todos los actores que interactúan en nuestro entorno.

 


Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.

carta No. 129– 24 de abril 2022