En la antevíspera de la celebración de la V Jornada Mundial de los pobres, el Papa Francisco se reunió la mañana de este viernes, 12 de noviembre, en Asís, con un grupo de 500 pobres de varios países de Europa. En el encuentro de oración y testimonios, el Papa pidió que se escuchen a los pobres, que el mundo se vuelva sensible y se escandalice ante la realidad de los niños hambrientos, esclavizados, náufragos, víctimas inocentes de todo tipo de violencia.
Este emotivo encuentro del Papa Francisco con los pobres se cumplió en la ciudad de San Francisco de Asís, el poverello, y en su alocución, el Pontífice agradeció a Dios por la idea de haber creado la Jornada, que nació de una forma extraña:
«En una sacristía. Estaba a punto de celebrar la misa y uno de ustedes – se llama Etienne, ¿lo conocen? Es un enfant terrible… Etienne me dio la sugerencia: «Hagamos una Jornada de los Pobres». Salí y sentí que el Espíritu Santo, en mi interior, me decía que lo hiciera. Así es como empezó: a partir de la valentía de uno de ustedes que tiene el valor de llevar las cosas adelante”, relató.
Agradeció al Cardenal Barbarin por todo su trabajo en estos años y el de tantos que le acompañan, y destacó que “él está entre los pobres, él también ha sufrido con dignidad la experiencia de la pobreza, del abandono, de la desconfianza. Y se ha defendido con el silencio y la oración. Gracias, por su testimonio que edifica a la Iglesia», dijo.
«Ya es hora que los pobres vuelvan a tener voz»
“Ya es hora de que los pobres vuelvan a tener la palabra, porque durante demasiado tiempo sus demandas no han sido escuchadas. Es hora de que abran los ojos para ver el estado de desigualdad en el que viven tantas familias. Es hora de arremangarse para recuperar la dignidad creando puestos de trabajo. Es hora de volver a escandalizarse ante la realidad de los niños hambrientos, esclavizados, náufragos, víctimas inocentes de todo tipo de violencia. Es hora de que la violencia contra las mujeres se detenga y de que se las respete y no se las trate como mercancías. Es hora de romper el círculo de la indiferencia y descubrir de nuevo la belleza del encuentro y del diálogo”. Es este el llamamiento que pide el Papa al mundo, que se movilice esta solidaridad, que no deja de clamar el Santo Padre, sobre todo hacia los más necesitados.
El Papa resaltó además la importancia del encuentro: encontrarse es lo primero, dijo, es ir hacia el otro con el corazón abierto y la mano tendida. Porque cada uno de “nosotros necesita al otro, e incluso la debilidad, si la experimentamos juntos, puede convertirse en una fuerza que mejore el mundo. Es hora de reunirse. Es el momento del encuentro. Si la humanidad, si los hombres y las mujeres no aprendemos a encontrarnos, nos dirigimos a un final muy triste».
El Pontífice aseveró que en las sociedades se ve la presencia de los pobres con fastidio y se aguanta; “a veces oímos que son los pobres los responsables de la pobreza. Para no hacer un serio examen de conciencia sobre sus propios actos, sobre la injusticia de ciertas leyes y medidas económicas, un examen de conciencia sobre la hipocresía de los que quieren enriquecerse sin medida, echan la culpa a los más débiles”, manifestó.
Resistir
Escuchando los testimonios de algunos de ellos, el Papa agradeció la sinceridad con la que compartieron sus vidas con los demás. Han abierto “sus corazones con el deseo de ser comprendidos”. Testimonios que han entrado en el corazón del Papa Francisco, como la esperanza. Porque, dijo, no obstante “la vida no siempre ha sido amable con ellos… y a menudo les ha mostrado una cara cruel: la marginación, el sufrimiento de la enfermedad y la soledad”. Sin embargo, señaló el Santo Padre, la falta de muchos medios necesarios no les ha impedido mirar con ojos llenos de gratitud las pequeñas cosas que les han permitido aguantar.
Lo segundo que le ha impresionado a Francisco, es que cada uno de esos testimonios resistió a cada desaventura, a cada obstáculo. Resistir, señaló el Papa es tener la fuerza para seguir adelante a pesar de todo. Resistir surge de la esperanza de un futuro mejor. El Papa agregó:
“La resistencia no es una acción pasiva, al contrario, requiere el valor de emprender un nuevo camino sabiendo que dará sus frutos. Resistir significa encontrar razones para no rendirse ante las dificultades, sabiendo que no las vivimos solos sino juntos, y que sólo juntos podemos superarlas. Resistir toda tentación de abandonar y caer en la soledad o la tristeza. Resistir aferrándonos a la pequeña o escasa riqueza que podamos tener: pienso en la chica de Afganistán, con su frase lapidaria: mi cuerpo está aquí, mi alma está allí. Resistiendo con la memoria, hoy: pienso en la madre rumana que habló al final. Dolor, esperanza y sin salida, pero fuerte esperanza en los niños que la acompañan y le devuelven la ternura que recibieron de ella».
La acogida
Repasando la historia del Santo de los pobres, el Pontífice recordó que, en la Porciúncula, desde donde se llevó a cabo el encuentro, San Francisco acogió a Santa Clara, a los primeros frailes y a muchos pobres que acudían a él. Con sencillez, dijo, los recibió como hermanos y hermanas, compartiendo todo con ellos.
La acogida al otro, dijo Francisco, es “la expresión más evangélica que estamos llamados a hacer nuestra”. Acoger es “abrir la puerta, la de la casa y la del corazón, y dejar entrar a los que llaman. Y que se sientan a gusto, no asombrados. Donde hay un verdadero sentido de la fraternidad, hay también la experiencia sincera de la acogida”. Acoger al otro, manifestó, con una sonrisa, como Madre Teresa, que como explicó el Papa, hizo de su vida un servicio a la hospitalidad:
“Compartir una sonrisa con alguien necesitado es bueno para ambos, para mí y para el otro. La sonrisa como expresión de simpatía, de ternura”. La sonrisa te involucra, manifestó, después, no podrás distanciarte de la persona a la que has sonreído.
En cambio, cuando no nos abrimos a los demás, cuando “hay miedo a los demás, desprecio por su vida, entonces nace el rechazo”, expresó el Papa. “La acogida genera un sentimiento de comunidad; el rechazo, por el contrario, se encierra en el propio egoísmo, o, peor aún, la indiferencia: ese mirar hacia otro lado».
Más detalles se puede revisar en el sitio de Vatican News.
Fuente: Vatican News