Por José Mª Rojo G.*
El que el diario La República de Lima (considerado siempre entre los dos primeros del país) haya dedicado, el 27 de octubre de 2021, su Editorial a “La Iglesia de los Pobres”, recordando los 50 años de publicación, en 1971, del libro de Gustavo Gutiérrez “Teología de la Liberación Perspectivas” es, por decir lo menos, un hecho insólito.
Y es que también es insólito que un libro de Teología, de un país nada pionero en publicaciones religiosas, haya alcanzado traducciones a 14 idiomas distintos, con un montón de ediciones y hasta hoy se siga leyendo y publicando.
Podemos anotar muchas razones (seguramente válidas) pero creo hay una que lo explica mejor: Gustavo Gutiérrez logró tocar el doble nervio central del evangelio, el amor gratuito de Dios como eje principal de toda la Biblia (y, por lo tanto, también nuestro mandamiento) y el amor preferencial de Dios por los Pobres, por los de todo lugar y de todos los tiempos. Así de sencillo.
He tenido dos gracias, al respecto, en mi vida: 1ª) tener mi primer trabajo pastoral en Chimbote, la ciudad obrera y popular del norte del Perú donde Gustavo -en 1968, vísperas de Medellín- usó por primera vez en público la expresión Teología de la Liberación. 2ª) Haber conocido muy pronto y considerarme amigo de Gustavo. No me estoy dando autobombo. Muchos lo somos y es lo más fácil y sencillo para los que lo conocemos.
Y, tampoco lo oculto ni lo he ocultado nunca: me inscribo en esta corriente, llamada Teología de la Liberación, simple y llanamente porque -como reconoce el Editorial de la República en su último párrafo- “en un continente atravesado por la pandemia, el desempleo y el hambre, nunca como hoy la palabra del teólogo peruano cobra vigencia y valor”. Mejor aún, porque Gustavo, después de 50 años, sigue haciéndonos ver que o nos la jugamos por los pobres o estamos fuera de la Iglesia de Jesucristo. Lo afirmó Benedicto XVI en Aparecida, Brasil 2007, y lo sigue afirmando cada día Francisco de todas las formas y en todos los idiomas. Evangelio puro.
-Siempre ha habido ricos y pobres , hasta el evangelio lo dice: “A los pobres siempre los tendrán entre ustedes…” (Mc 14,7). Está claro que Dios quiere que haya ricos y pobres…
-No, eso de que “unos nacieron con estrella y otros estrellados” se lo han inventado los de la estrella. Lo que Dios quiere es que todos seamos solidarios para que todos dejemos de ser pobres…Lo que Dios quiere es que todos “seamos gente”, personas libres, responsables, con una vida digna, sintiéndonos iguales…
-No entiendo. Siempre ha sido así y siempre será: “El rico vive del pobre y el pobre de su trabajo”… (¡si lo tiene!).
-Pues no, Dios no quiere eso. Mira en Lc. 16, 19ss: el pobre Lázaro se va al cielo derechito por haber sido pobre (hasta es posible que fuera lisuriento, pleitista, vago,… ¡es posible!) y el rico se va al infierno por haber sido rico y no mirar para el pobre (y es posible que fuera piadoso, diera regalos al templo, cumpliera todas las normas de los fariseos…). Dios tiene predilección por el pobre.
-Vamos a ver, pero acá y en todas partes “el que tiene padrinos se bautiza…” ¿o no?
-Pues en la Biblia no es así: ya en el A.T. Dios es el abogado del huérfano, de la viuda, del extranjero… es el “Go’el”, el defensor del que no tiene quien lo defienda.
Pues será así, Gustavo, pero ese Dios nos descuadra.
-Pero vamos a ver, siempre los curas nos han dicho que Dios quiere que nos sacrifiquemos, que hagamos penitencia, que suframos…y ¡así nos ganaremos el cielo!
-Pues miren por donde, cuando Jesús quiere dejarnos un plan, un programa, pronuncia las Bienaventuranzas. Y 8 veces seguidas dice “Felices, Dichosos, Bienaventurados”… Incluso cuando les persigan y les traten mal. Luego, quiere que vivamos felices, no amargados.
¡Dios no es sádico ni quiere que seamos masoquistas! Quiere hacer verdad aquello de que “un santo triste es un triste santo”.
-Pero entonces ¿aquello otro de que cuanto antes mueran (de hambre, pobreza, desatención….) más pronto subirán a gozar en el cielo?…
-¡Puro invento! Dios nunca quiere “que haya muertos antes de tiempo”, quiere que vivamos felices en esta vida. En la Biblia hay varias versiones del “sueño de Dios” (esos sueños que le encantan al papa Francisco). 1) El paraíso, que nunca existió como tal, pero relata una vida feliz de Adán y Eva (representantes de todos los hombres y mujeres). 2) Isaías 65, 17ss donde se habla de “los cielos nuevos y la tierra nueva” como larga vida sin dolores ni sufrimientos ni explotación. 3) Apocalipsis 21 y 2Pedro 3,13, nuevamente sobre el cielo nuevo y la tierra nueva, “sin muerte, ni llanto, ni dolor”, “donde habite la justicia”…
-Pero entonces…
-Pero entonces ¡ustedes hablan del cielo para quedarse con la tierra!
Sí, Gustavo, entendido: optar por los pobres es ser solidarios con ellos para salir de la pobreza, para que se cumpla el deseo de Dios, que TODOS podamos vivir como gente sin tener que preguntarnos “¿Dónde dormirán esta noche los pobres?”
* Sacerdote, miembro del Observatorio Socio Eclesial “Signos de los Tiempos”, socio de SIGNIS Perú.