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SIGNIS ALC

26 octubre 2021

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¿Quiénes somos los ecuatorianos?

¿Quiénes somos los ecuatorianos?

“Los pueblos tienen memoria, como las personas.  La humanidad también tiene su memoria común…  La memoria de los pueblos no es una computadora, sino un corazón.  Los pueblos, como María, guardan las cosas en su corazón…” (Papa Francisco).

 

El ser humano tiene rasgos y valores innatos unos y adquiridos otros, como la sinceridad, la honradez, la credibilidad, la unión familiar, la solidaridad, el respeto, el apoyo, la fiesta y la religiosidad. En el caso de los ecuatorianos es complejo identificar su identidad, sobre todo por un mestizaje no asumido, a lo que se suman corrientes foráneas, que se han anidado en el país y que introducen sus costumbres, visiones y tradiciones.

 

Sin embargo, nos destacamos por la camaradería, el compartir, gozar y disfrutar de la gastronomía propia de cada zona; estamos orgullosos de la tierra y de compartir con los amigos; somos dicharacheros, alegres y bromistas, además de cultivar la vecindad; somos creyentes, trabajadores, caseros y valoramos la familia…

 

En medio de estos valores que construyen comunidad, también se convive en la cotidianidad con la inseguridad, la incertidumbre, la desconfianza, el engaño, el desempleo, la pobreza, la injusticia, la corrupción, la impunidad, la migración… que minan la capacidad de lucha, desquician las esperanzas y provocan una pasividad y desinterés frente a la realidad. En este yunque fecundo y árido se fragua una identidad nacional tenue y fugaz que, a veces, solo existe en la etiqueta.

 

El ecuatoriano era un porfiado de la esperanza, inclusive cuando todo parecía derrumbarse, encontraba las fuerzas y la entereza para salir adelante. Aún así, sostiene y mantiene al país con su lucha diaria y trabajo constante, pese a las consecuencias que provocan el enfrentamiento entre los detentadores del poder.

 

El pueblo tiene una memoria viva, nada se olvida, solo deja en reposo los miles de sinsabores, engaños, frustraciones que acarrea históricamente. En su mente y corazón hay un sin fin de inquietudes y preocupaciones. Aunque parece queminportista, despistado, desentendido del quehacer político, económico, social, cultural y religioso, lleva dentro de sí, una cosmovisión que aflora sobre todo en problemas álgidos.

 

Históricamente fuerzas utilitaristas, sobre todo electoreras, han alimentado un regionalismo que ha remarcado las especificaciones y preferencias locales, por encima de los múltiples rasgos comunes que nos caracterizan y que todos tendríamos que resaltar desde una distinción de lo fundamental y accidental, para quedarnos con lo que es identificatorio frente a lo transitorio y pasajero.

 

Los ecuatorianos debemos valorar la diversidad como riqueza y no como limitante o amenaza, necesitamos de personas visionarias que nos colaboren y ayuden a construir un sueño común, y nos convoquen a trabajar mancomunadamente para vencer al subdesarrollo, la miseria, la inequidad y las exclusiones que nos separan y enfrentan. No nos dejemos ganar por la politiquería ni dejemos que siga la destrucción del maravilloso entorno natural que heredamos de nuestros mayores. Estos son los desafíos reales de nuestro pueblo y son tareas prioritarias para todos los que nos sentimos ecuatorianos.

 

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Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.