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Crisis política, económica y social preocupa a obispos de Nicaragua

Managua, Nicaragua.- Con un mensaje de esperanza, que se hizo público el pasado 11 de junio, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, los obispos de Nicaragua compartieron sus preocupaciones frente a la crisis social, agravada por la pandemia de Covid-19, así como a la crisis política que vive el país, a las puertas de un nuevo proceso electoral. «Enfrentamos la pandemia Covid-19 desde nuestra pobreza, agravada por la gran desigualdad social que margina y discrimina  a  amplios  sectores  de  la  población», dicen los pastores católicos que exhortaron a todos «a amar su vida y la vida de sus prójimos», guardando todas las medidas de bioseguridad.

Al referirse a la crisis política que vive el país, los obispos rechazaron «todo aquello que pretenda dañar la paz, fundamentada en la justicia y el respeto a los derechos humanos» y se pronunciaron a favor de «un sistema  democrático, donde la autoridad política es responsable ante el pueblo y los organismos representativos deben  estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social».

Según destacan, se debe evitar que en el país «se institucionalicen la restricción arbitraria e ilegal a las libertades ciudadanas, la persecución contra opositores y medios de comunicación, la persistente situación de injusticia, leyes en detrimento de los derechos humanos,  asedio y hostigamientos políticos»

Así también, los obispos se pronunciaron por un proceso electoral libre, creíble y que sea observado nacional e internacionalmente.  «Todos debemos exigir con los medios disponibles el respeto al voto del pueblo para que, como resultado de elecciones libres y transparentes, surja un gobierno elegido  por  el  pueblo  soberano», dicen.

A los fieles, hacen un llamado a elegir en conciencia por «representantes que respeten la dignidad de la persona, los derechos humanos, la libertad,  la  vida  desde  la  fecundación  en  el  vientre  materno  hasta  su  muerte natural y la familia natural y tradicional como Dios la creó»

A continuación el texto íntegro del mensaje de los obispos de Nicaragua.

Mensaje de la Conferencia Episcopal de Nicaragua

“Tu salvación espero, oh Señor” (Gn 49, 18)

Los  Obispos  de  Nicaragua,  compartiendo  íntimamente  con  el  pueblo  sus angustias  y  anhelos,  frente  a  la  amenaza  de  la  pandemia  del  Covid-19,  la  grave  crisis institucional,  política,  económica  y  delante  del  panorama  de  las  próximas  elecciones, volvemos nuestros corazones hacia el Señor Jesús. “Las raíces de nuestra vida están en Cristo, /…/ en Él está el modelo de cercanía, amor y servicio” (Papa Francisco, Prefacio Comunión y Esperanza, LEV 2020). Como pastores de este pueblo queremos iluminarlos, consolarlos y fortalecerlos en la esperanza.

  1. La Pandemia.

“Es un tiempo de prueba y elección para que podamos orientar nuestras vidas de una manera renovada a Dios, nuestro apoyo y nuestra meta” (ídem). Enfrentamos la pandemia Covid-19 desde nuestra pobreza, agravada por la gran desigualdad social que margina y discrimina  a  amplios  sectores  de  la  población.  La  pandemia  ha  puesto  a  prueba  las fortalezas  de  la  humanidad,  amenaza  la  vida  humana  y  nadie  está libre  del  riesgo  de contagio.

Como Iglesia hemos perdido, víctimas del Covid-19, a nuestro querido hermano Mons. Bosco  Vivas  Robelo,  Obispo  emérito  de  León  y,  en  toda  la  Provincia  Eclesiástica, hermanos sacerdotes, religiosos y religiosas, e innumerables fieles comprometidos con el trabajo pastoral, contagiados en el servicio a sus hermanos. Acompañamos con nuestras oraciones y sentimientos a todos los afectados por el virus, los que están hospitalizados o  cuidados  en  sus  hogares,  a  los  que  viven  el  duelo  por  sus  seres  queridos,  fallecidos víctimas de esta pandemia y exhortamos a todos a amar su vida y la vida de sus prójimos guardando  las  medidas  sanitarias,  el  distanciamiento  social  y  el  uso  de  mascarillas, observando los protocolos de bioseguridad en las celebraciones litúrgicas con presencia de  fieles  y  manteniendo  viva  la  confianza  y  la  fe  en  el  amor  de  Dios  y  el  amparo  de Nuestra Señora la Santísima Virgen María.

Agradecemos al Señor por el don del servicio de científicos y laboratorios que investigan y fabrican las vacunas, a médicos y personal sanitario que fieles a su vocación de servicio y  con  riesgo  de  su  propia  vida  atienden  a  los  contagiados  de  Covid-19,  en  muchas ocasiones  sin  contar  con  la  debida  protección.  Damos  gracias  a  Dios  por  el  don  del servicio  de  las  brigadas  de  vacunación,  por  su  buen  trato  y  atención  personal,  por  su empatía y servicio.

  1. Crisis política, económica y social.

A la luz del Evangelio queremos iluminar las conciencias y señalar caminos de amor,  conversión,  reconciliación,  unidad  y  esperanza,  para  construir  una Nicaragua sobre fundamentos de paz y de justicia.

Rechazamos todo aquello que pretenda dañar la paz, fundamentada en la justicia y el respeto a los derechos humanos. Debemos trabajar juntos, conscientes que la “paz sin justicia es solo un sueño”. La verdadera paz es «obra de la justicia » (Is 32, 17); “no se restablece completamente el orden quebrantado, si no es conjugando entre sí la justicia y el perdón. Los pilares de la paz verdadera son la justicia y esa forma particular del amor que es el perdón. /…/ La verdadera  paz,  pues,  es  fruto  de  la  justicia,  virtud  moral  y garantía  legal  que  vela  sobre  el  pleno  respeto  de  derechos  y  deberes,  y  sobre  la distribución ecuánime de beneficios y cargas” (San Juan Pablo II, Mensaje Jornada de la Paz 2002).

Reconocemos que es de gran importancia para nuestro pueblo la validez del principio de la división de poderes en el Estado: “Es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia, que lo mantengan en su justo límite. Es éste el principio del «Estado de derecho», en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres” (Centesimus annus, n. 44).

Queremos  y  preferimos  para  Nicaragua  un  sistema  democrático,  donde  la  autoridad política  es  responsable  ante  el  pueblo  y  los  organismos  representativos  deben  estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social. Hay que evitar que en nuestra patria se institucionalicen la restricción arbitraria e ilegal a las libertades ciudadanas, la persecución  contra  opositores  y  medios  de  comunicación,  la  persistente  situación  de injusticia,  leyes  en  detrimento  de  los  derechos  humanos,  asedio  y  hostigamientos políticos.

Además, es necesario no olvidar y volver la mirada hacia las personas que sufren por un familiar  asesinado,  desaparecido,  perseguido  o  privado  de  libertad,  para  que  sean respetada su dignidad, sus derechos humanos, su cultura y que sean realmente integrados a la sociedad.

  1. Proceso electoral.

Este control por parte del cuerpo social es posible ante todo mediante elecciones libres, creíbles, observadas nacional e internacionalmente que permiten a su vez, la elección y también  la  sustitución  de  los  representantes.  La  obligación  por  parte  de  los  electos  de rendir cuentas de su proceder, garantizado por el respeto de los plazos electorales, es un elemento constitutivo dela representación democrática.

Todos debemos exigir con los medios disponibles el respeto al voto del pueblo para que, como resultado de elecciones libres y transparentes, surja un gobierno elegido  por  el  pueblo  soberano.  En  conciencia  debemos  optar  para  elegir representantes que respeten la dignidad de la persona, los derechos humanos, la libertad,  la  vida  desde  la  fecundación  en  el  vientre  materno  hasta  su  muerte natural y la familia natural y tradicional como Dios la creó (cf. Gn 1, 26-28; Gn 2,  23-24;  Gn  4,  9-10;  Mt  19,  4-5).  Estos  principios,  son  para  nosotros, imprescindibles, impostergables e indiscutibles.

  1. ¿Qué podemos hacer?

La  caridad política se expresa  también en  la  apertura de  todos.  Principalmente aquel a quien  le  toca  gobernar, está  llamado a  renuncias  que  hagan  posible el  encuentro.  Sabe escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Con renuncias y  paciencia  un  gobernante  puede  ayudar  a  crear  ese  hermoso  poliedro  donde  todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico, ni pactos para repartirse cuotas de poder. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien  común.  Parece  una  utopía  ingenua,  pero  no  podemos  renunciar  a  este  altísimo objetivo (cf. Fratelli Tutti n. 190).

Los  políticos  de  Nicaragua,  los  funcionarios  del  Estado,  sin  ninguna  discriminación, particularmente en esta hora, cumpla cada uno con su deber institucional, escuche la voz de su conciencia; el fiel católico, no apague en su corazón “el pábilo vacilante” (Mt 14,20) de la luz de Dios, que lo invita a amar y servir al prójimo. “La política no solo es un arte, es un acto de caridad que ennoblece y muchas veces lleva al sacrificio” (Papa Francisco 29.10.2020).

Para muchos, hoy, “la política es una mala palabra” (cf. Fratelli tutti n. 176); “consideran a  los  políticos  como  personas  ávidas  de  poder  y  privilegios,  es  comprensible  esta percepción si  tenemos  en  cuenta que detrás de  la política se  esconden  errores  como  la corrupción y la ineficiencia de algunos…” (ídem); pero, ¿puede funcionar el mundo sin política?, ¿puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una  buena  política?,  la  buena  política  une  al  amor,  la  esperanza,  la  confianza  en  las reservas  de  bien  que  hay  en  el  corazón  del  pueblo.  Por  eso la  auténtica  vida  política, fundada  en  el  derecho  y  en  un  diálogo  leal  entre  los  protagonistas,  se  renueva  con  la convicción  que cada  mujer,  cada  hombre, cada  generación  encierran  en sí  mismos  una promesa  que  puede  liberar  nuevas  energías  relacionales,  intelectuales,  culturales  y espirituales. “Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan” (Salmo 31, 24).

La  unidad  en  torno  a  los  principios  morales  que  han  sostenido  nuestra  historia,  es  el primer paso para grandes cambios, sea cual sea la circunstancia. Esta unidad es la base que  permite  superar  presiones  e  inercias  viciosas.  Unidad  real  y  efectiva  de voluntades y conciencias, capaces de obrar en momentos difíciles guiados por aquellos  principios,  valores  y  teniendo  la  mente  en  el  bien  común.  Todos tenemos derecho y obligación de comprometernos con la lucha cívica y pacífica, en cualquier circunstancia. “La caridad social nos hace amar el bien común para todas las personas, no solo individualmente, sino también en la dimensión social que las une” (cf. Fratelli Tutti, n. 182).

Asuma  cada  uno  la  responsabilidad  que  le  corresponde  con  generosidad,  sin  egoísmo. “Una gran nobleza es capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra” (Fratelli Tutti n. 196).

  1. Jornada de Oración.

Para todos los creyentes, la oración es nuestra fuerza. “Que nadie nos quite la esperanza” (cf. Papa Francisco, 06.09.2017). El mes de junio es dedicado particularmente al Sagrado Corazón de Jesús. Volvamos hacia Él nuestros corazones para dejarnos llenar de su amor, descartando el uso de la violencia y el odio en nuestras palabras y acciones. El adversario político no  es un  enemigo, debemos tener  presente  la  enseñanza de Jesús “amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen” (cf. Lc 6, 27-28); el poder de la oración nos protegerá de todo rencor y resentimiento.

“Por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo… también nos gloriamos  en  las  tribulaciones,  sabiendo  que  la  tribulación  produce  paciencia,  y  la paciencia prueba, y la prueba esperanza y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (cf. Rom. 5, 1-5).

Como pastores llamamos a nuestros fieles a orar, unirnos todos a una jornada de oración por la paz. Jesucristo es nuestra esperanza. Jesucristo no es un Dios abstracto sino el Dios que camina con nosotros para llevarnos al Padre. Como dice San Agustín “Cristo hombre es mi camino. Cristo Dios es mi camino. Vamosa Él por Él.” (Sermón 123, 3).

Convocamos   a   nuestros   fieles   a   permanecer   en   oración   en   presencia   de   Jesús Sacramentado, postrémonos ante El. Que en todas las parroquias de nuestra Provincia se promuevan  horas  santas  y  vigilias,  los  jueves  durante  la  exposición  del  Santísimo  se garantice una oración permanente desde el inicio de la adoración por la mañana hasta su término al atardecer. Sacerdotes y fieles escuchemos atentos el mensaje de su Sagrado Corazón que con su presencia nos recuerda que su amor está presente entre nosotros. Nuestra Madre, la Purísima, creyó firmemente en su Hijo Jesús y Ella fue la primera en ser  renovada para  la  causa del Reino. Mirémosla  y  dejémonos  impactar por su  mirada maternal. Recemos diariamente  el santo  Rosario por  el  fin de  la pandemia,  la conversión y la paz de Nicaragua. Instamos a consagrados y laicos a renovar la Consagración a la Santísima Virgen María, iniciando el 12 de junio, fiesta del Inmaculado Corazón de María y culminando el 15 de agosto solemnidad de la Asunción de  Nuestra  Señora al  cielo  en  cuerpo  y  alma, con  la  oración  que se hizo en la primera consagración de Nicaragua  a María. Esta Consagración a la Santísima Virgen María, hagámosla en atenta escucha a la Palabra de Dios y a su cumplimiento.

En la sede de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, a los once días del mes de junio del año del Señor 2021. Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.