Vivir la fe siguiendo el estilo de Jesús
El prelado puntualiza que estos diez cristianos no dudaron en sumarse al proceso de «nueva evangelización» que por aquel entonces se extendía en la zona de Quiché: un movimiento espiritual introducido por la Acción Católica que fue asumido como «un método, una forma, un estilo de vivir la fe siguiendo a Jesús de Nazaret».
Impulsados por su deseo de contribuir a la misión apostólica de la Iglesia en estas tierras, estos hombres valientes no se detuvieron ante ningún tipo de amenazas y «abrazaron su cruz», siendo perseguidos, torturados y asesinados por quienes consideraban las enseñanzas del Evangelio como «un peligro» para los intereses de los poderosos.
«Eran hombres de talla mayor», añade Monseñor Bianchetti haciendo hincapié en que con la Palabra de Dios y el Rosario en mano, recorrían sus comunidades asistiendo a los más necesitados: los sacerdotes guiaban a los fieles y actuaban ante el clamor del pueblo sufriente, mientras que los laicos (después de finalizar sus trabajos de agricultores) visitaban a los enfermos, anunciaban la Buena Nueva, prestaban servicio en la Iglesia y ayudaban a los campesinos a recuperar las tierras que injustamente les habían robado y que les pertenecían por sus antepasados.
Por otra parte, el Obispo de Quiché destaca el profundo significado que tiene la beatificación de los mártires, para la Iglesia en Guatemala, y en particular, para su Diócesis.
«Para nosotros significa llegar al culmen de una largo camino que Jesús llamo a emprender a estos hombres, con esa nueva evangelización que se dio en aquel momento en Guatemala (y que inició en 1940). Un camino de fidelidad, de entrega, de pasión por el Reino. Yo los llamo «contemplativos en acción» con esa fe que llevaban en el corazón, con esa visión, o mejor dicho espiritualidad heredada de sus antepasados que conjugaba una fe profunda con una confianza total, una entrega sin límite a Jesús en el servicio a sus hermanos», afirma el prelado, indicando que para todo el pueblo esta beatificación significa «entusiasmarnos, apasionarnos cada vez más en el seguimiento de Jesús, como discípulas y discípulos suyos», conservando esta «antorcha de fe» que dejaron los mártires.
Y al respecto, Monseñor Bianchetti dedica unas palabras especiales al más joven de los mártires, Juan Barrera Méndez, conocido como «Juanito», quien con tan solo 12 años manifestaba una profunda madurez espiritual como catequista de niños que se preparaban para recibir la primera comunión y llegó a recibir el sacramento de la confirmación.
«Nuestra perla preciosa es Juanito que era catequista de sus coetáneos en la comunidad. Según los testimonios que nos dieron, él llevaba en su corazoncito esa llama, esa pasión por seguir a Jesús. Hasta quería levantar una iglesia cerca de su casa para que su papá, que al principio rechazaba la vida eclesial, pudiera participar. Juanito fue torturado el día que lo capturaron en una incursión del Ejército en su comunidad y le cortaron hasta las plantas de los pies. Luego, lo pusieron a caminar a la orilla del río. Él se mantuvo firme testimoniando con su vida, con su sangre. Fue colgado en un árbol y le dispararon… Como «Jesús crucificado» en un árbol. Y Juanito hoy en día brilla. Su testimonio se hizo «viral», aquí los muchachos lo llaman el «Carlo Acutis» de Guatemala», narra emocionado nuestro entrevistado.
Luchar como los mártires contra las «nuevas amenazas»
Asimismo, el obispo italiano subraya que el ejemplo de valentía de estos cristianos es una fuente de inspiración para las comunidades actuales de Guatemala, que deben hacer frente a «nuevas amenazas» propias de nuestro tiempo como la pobreza, la falta de trabajo, la explotación y la migración forzada:
«A estas alturas, en el tercer milenio, todavía hay muchas comunidades sin luz eléctrica, incluso algunas que se encuentran muy cerca de centrales hidroeléctricas. También está el sufrimiento de nuestros migrantes, la mayoría se marcha a Estados Unidos y desde allí contribuyen en la construcción de las sociedades, las escuelas y el desarrollo de las comunidades», afirma.
«Guatemala construya una sociedad reconciliada»
Igualmente, citando el modelo de vida pacífica que profesaron los mártires, Monseñor Bianchetti recuerda que esta beatificación también es un llamado a construir una sociedad reconciliada, una Guatemala distinta construida entre todos.
«No hay ni un solo testimonio que diga este se vengó» de la muerte de los mártires – asevera el mitrado- Nadie se vengó porque le mataron a su familiar, a su padre o a su amigo, o porque les quemaron sus propias casas. Ningún testimonio de venganza. Pero hay mucho sufrimiento guardado y heridas abiertas. Por eso hay que seguir haciendo un camino para ir sanando esas herida con la mirada y el corazón puestos en Jesús crucificado y resucitado, «Jesús el viviente» como hemos visto en nuestras comunidades, fruto de la sangre de nuestros mártires, que fueron nuevos cristianos y de una talla mayor. Esta es nuestra tarea»
La pandemia y otras calamidades
Haciendo alusión a la actual pandemia causada por el Covid-19, el Obispo de Quiché declara que Guatemala es un pueblo que siempre ha «cargado su cruz»:
«Es un pueblo que lucha en medio de esta pandemia para sobrevivir con dignidad. Ciertamente, las remesas son el aporte principal para que la gente ponga en movimiento la economía. Es lo que conocemos como economía informal porque en Guatemala hasta la macroeconomía se sostiene gracias a la microeconomía, es decir, gracias a la economía que se mueve sobre todo por estas remesas que invierten en el comercio y en la educación de los hijos», explica el mitrado destacando que el pueblo guatemalteco ha sabido enfrentar tantos sufrimientos y calamidades, no solo naturales sino también aquellas provenientes del Estado que «no ha promovido ni apoyado el bien común».
Pese a la incertidumbre del vigente panorama global, Monseñor Bianchetti concluye la entrevista con un mensaje alentador:
«La Iglesia aquí en Quiché, humildemente, pero con mucha esperanza, está caminando y quiere seguir construyendo de la mano de nuestros mártires, cielos nuevos y tierras nuevas, con mucha fe, con mucha ilusión y con mucha pasión por el Reino de Dios».
La ceremonia de Beatificación tendrá lugar el 23 de abril a las diez de la mañana, hora local de Guatemala, en la catedral de Santa Cruz del Quiché y será presidida por el cardenal guatemalteco Álvaro Leonel Ramazzini. Podrán seguir de manera online el evento en los canales oficiales de la Diócesis y en Facebook LIVE.
Fuente: Vatican News