La Carta Fraterna, que inicia con la cita bíblica del evangelio “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos” (Mt. 28,20) reiteró lo expuesto en la exhortación pastoral del 12 de julio de 2019: “Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución. Ese cambio exige la salida de quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo Presidente de la República”.
Así también, los obispos agradecieron a los pueblos de América y del mundo por el fraterno recibimiento que han tenido los países del mundo hacia los venezolanos, brindándoles la real posibilidad de un trabajo que les permite vivir y contribuir con los familiares que permanecen en Venezuela, el episcopado venezolano también lamenta las actuaciones negativas de algunos venezolanos, así como su rechazo en diversos pueblos hermanos.
“Ante la declaración de normalidad que las autoridades y medios de comunicación del gobierno proclaman y difunden, denunciamos su falsedad y cinismo», dicen los obispos. “Es inaceptable que un país con inmensas riquezas materiales, haya sido empobrecido por la imposición de un sistema ideológico, que lejos de promover el auténtico bienestar, ha vuelto la espalda a sus ciudadanos (…) Para quienes hoy están al frente del gobierno, lo que cuenta no es el bien común sino el interés desmedido de riqueza y poder hegemónico, capaz de resquebrajar todo intento de vivir en auténtica democracia”, señalan los obispos.
En su carta, el episcopado venezolano reconoce los esfuerzos realizados por diversas instancias internacionales para atender la situación de Venezuela, y declaran que siguen apostando “al diálogo sincero y a las negociaciones que reúnan las condiciones de respeto a los derechos fundamentales del pueblo venezolano”. Asimismo, afirman que el apoyo internacional “debe orientarse a exigir al actual gobierno venezolano la realización de elecciones libres y confiables, además de una ayuda solidaria y humanitaria para solventar la situación de emergencia de la mayoría de los venezolanos”.
Los Obispos de Venezuela se muestran agradecidos con las Iglesias hermanas de América y del mundo por su acogida, atención y acompañamiento a quienes han emigrado del país. “Somos conscientes de la complejidad de recibir a tan gran número de personas y estamos seguros de que la herencia de una fe vivida y enriquecida por el trabajo en las parroquias, instituciones eclesiales, movimientos de apostolados de muchos de ellos, contribuirá al bienestar de sus comunidades cristianas”.
En la carta, los obispos denuncian una vez más la situación de crisis que golpea a la nación y que, «lejos de superarse, se agrava». «Se trata de una crisis social, económica y política que se ha convertido en una ‘emergencia humanitaria’ moralmente inaceptable, caracterizada por el menosprecio a la dignidad humana, pues viola el derecho fundamental a la vida, a la educación, a la salud, a la integridad y al desarrollo», escriben.