Ciudad del Vaticano.- Las redadas masivas que puso en marcha el gobierno de Estados Unidos, en contra migrantes, mereció una firme condena del secretario de la Comisión Pontificia para América Latina del Vaticano, Guzmán Carriquiry. Según dijo, buscar a los migrantes como si fueran todos un contingente de delincuentes, es un insulto para ellos, pero también para todos los latinoamericanos.
El responsable de la Comisión Pontificia para América Latina anunció también que se creará la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos.
Cuando vemos la idea utópica de construir un muro que separe la frontera inmensa entre Estados Unidos y México, a nosotros (los) latinoamericanos nos viene el deseo de exclamar: ¡somos todos mexicanos!, ¡somos todos centroamericanos! Y nos sentimos unidos por una muy particular solidaridad con todos los hispanos que viven en estas condiciones difíciles en Estados Unidos, señaló.
Guzmán Carriquiry dijo que a nivel mundial estamos asistiendo a un fenómeno histórico de enormes proporciones: el desplazamiento de vastos sectores de población no sólo por Centroamérica y México hacia Estados Unidos, sino también en el mediterráneo y Europa.
Las grandes multitudes que se ponen en movimiento, dijo, lo hacen movidas por situaciones de gran pobreza
en sus lugares de origen, de violencia e inseguridad insoportables o de desesperanza, y entonces asumen
el sacrificio enorme de dejar el lugar nativo para ponerse en camino en busca de condiciones de vida más dignas.
Los migrantes, dijo, son el símbolo de los descartados, marginados, excluidos, sobrantes de esta sociedad que a nivel internacional y local viven en dramas impresionantes de desigualdad.
Indicó que el papa Francisco está llamando a las comunidades cristianas, pero no sólo a ellas sino también a las civiles, a que abran los corazones y sean capaces de dar una acogida a estas multitudes, de sumarlas.
Así como evitar lo que se ha presentado en muchos países y sociedades privilegiadas, ese tipo de encierro, egoísta, muchas veces marcado por tendencias xenófobas, hasta racistas, que crean todas las dificultades posibles, los muros para evitar esa actitud humana y cristiana de acogida.
Guzmán Carriquiry dijo que si bien todo país está en su derecho de tener políticas de migración, también está llamado a esa apertura de corazón, de compasión, de solidaridad para hacer lo más posible en la acogida y
en la integración de estos migrantes.
Fuente: jornada.com.mx