Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco ha aprobado una nueva redacción del artículo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte. Así lo informa el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis F. Ladaria. El nuevo texto afirma que «La pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona».
El nuevo texto del artículo sobre la pena de muerte es el siguiente:
«Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.
Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.
Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona», y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo».
La citación se refiere al discurso del Papa Francisco a los participantes en el encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el 11 de octubre 2017, mientras la aprobación tuvo lugar en el curso de la audiencia al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis F. Ladaria, el 11 de mayo pasado, y la firma fechada 1° de agosto 2018, Memoria de San Alfonso María de Ligorio.
El Rescripto del Pontífice es acompañado por una carta del cardenal Ladaria a los obispos de todo el mundo en la que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe explica que «la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, «expresa un auténtico desarrollo de la doctrina que no está en contradicción con las enseñanzas anteriores del Magisterio. De hecho, estos pueden ser explicados a la luz de la responsabilidad primaria de la autoridad pública de tutelar el bien común, en un contexto social en el cual las sanciones penales se entendían de manera diferente y acontecían en un ambiente en el cual era más difícil garantizar que el criminal no pudiera reiterar su crimen».