Ciudad del Vaticano.- «De verdad me he quedado conmovido por la alegría, por la ternura, por la juventud, por la nobleza del pueblo colombiano. De verdad es un pueblo noble que no tiene miedo de expresar lo que siente, que no tiene miedo de sentir y hacer ver lo que siente. Así lo he percibido». Lo dijo el Papa Francisco refiriéndose a sus vivencias en Colombia durante la acostumbrada conferencia de prensa en el avión que lo traía a Roma. «Que yo recuerde esta es la tercera vez – agregó -. Una vez estuve en La Ceja y las otras dos en Bogotá. Pero no conocía la Colombia profunda, aquella que se ve en las calles. Agradezco el testimonio de alegría, de esperanza, de paciencia en el sufrimiento de este pueblo. Me ha hecho tanto bien», reflexionó.
Precisamente refiriéndose a Colombia, dos colegas de ese país pidieron al Obispo de Roma su opinión sobre el pasado conflicto armado y sobre la corrupción. La guerrilla, afirmó el Santo Padre, ha sido «una enfermedad», reconociendo la existencia de «pasos que dan esperanza», y agregando haber «percibido» «el deseo de ir adelante en este proceso va más allá de las negociaciones». «Es un deseo espontaneo» y allí, aseguró, «está la fuerza del pueblo», que tiene «que ser ayudado con la cercanía y la oración», y «con la comprensión.»
Sobre la corrupción, uno de los temas tocados con fuerza en su Pontificado, Francisco recordó el libro escrito sobre esta lacra y también las convicciones ya expresadas sobre el corrupto, persona –reiteró- que «se cansa de pedir perdón y se olvida de pedirlo» a Dios, que no lo negaría y que en todo caso, es el único que puede salvar a alguien de ese tipo.
El tema del pueblo protagonista del propio destino fue reiterado en su respuesta a los periodistas de nuestro idioma que le preguntaron si es posible «repetir el modelo Colombia», o sea el de una negociación con diversos protagonistas. Cierto, ya ha ocurrido, constató el Papa, pero el hecho –aseguró- es que más que la ONU, más que los políticos y los técnicos, «un proceso de paz irá adelante si lo asume el pueblo».
El Pontífice se manifestó impactado de manera particular por los tantos papás y mamás que a su paso levantaban a sus niños para hacérselos ver y bendecir. Este «es un símbolo de futuro, de esperanza», concluyó Francisco, observando que un pueblo «capaz de hacer hijos y mostrarlos como si fuesen un tesoro, es un pueblo que tiene esperanza y que tiene futuro».
(Raúl Cabrera- Radio Vaticano)