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Cuidarme, para cuidar a los demás

«Cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios» (Rm 14,12)

Es nuestra responsabilidad salir al encuentro del prójimo con el distanciamiento recomendado, ser cercanos desde la lejanía, abrazar con inmenso afecto desde la separación, compartir desde el acompañamiento virtual, cumplir con todos los protocolos de bioseguridad por amor a los demás y a nosotros mismos. Nada es exagerado, todo es necesario.

Las medidas de confinamiento y las restricciones impuestas por el gobierno para frenar los contagios, la saturación del sistema sanitario y la muerte causada por la pandemia del coravirus, han sido flexibilizadas por el COE Nacional después de aproximadamente 80 días de cuarentena.

Ahora casi toda la responsabilidad del cuidado y de la práctica de los protocolos de bioseguridad están en nuestra manos y depende de cada uno el ponerlas en práctica o ignorarlas. Discernir apropiadamente, sopesar los pro y los contras en su real magnitud requiere y demanda un compromiso personal basado en el manejo de información adecuada, del conocimiento a carta cabal de la magnitud de la pandemia y de su impacto sobre nuestra salud, familia, amistades y sociedad en general. Debe quedar sin espacio al error o la omisión de las recomendaciones y norma que se han establecido. Un descuido puede costarnos el contagio e incluso la vida.

Tomar la mejor decisión es el reto cotidiano, movidos por la responsabilidad, la disciplina y el respeto a nuestra vida, a la que debemos cuidar y proteger de cualquier adversidad o peligro, evitando, al máximo, ponerla en riesgo innecesario.

El camino a seguir está claramente definido, los senderos están establecidos, las señaléticas son claras y precisas, imposible ‘lavarnos las manos como Poncio Pilatos’ y hacernos los desentendidos de la realidad en la que estamos sumergidos. Conocemos lo que debemos hacer para protegernos y proteger a los demás en este tiempo de pandemia. Hemos oído y escuchado lo que ha pasado en estos meses de confinamiento, los noticieros han relatado la crueldad y letalidad de esta enfermedad, sabemos de antemano que el coronavirus estará entre nosotros por un buen tiempo y que tenemos que aprender a convivir con esta nueva realidad que llegó de improviso, sin avisar ni pedir permiso a nadie, pero que ya está instalada y apropiada en el mundo entero.

Ahí está, esperando un error suyo o mío para entrar a visitarnos y causar todo el daño que esté a su alcance. Ventajosamente los investigadores se mantienen en constante estudio y experimentación, y gracias a esa información, ya sabemos cómo tratarlo, enfrentarlo y combatirlo, sabemos cómo cerrarle el ingreso a nuestro organismo y nuestra vida.

Claro que es tedioso, molestoso y hasta agobiante implementar y ejecutar el protocolo de bioseguridad, sin embargo, debemos cumplir al pie de la letra con el lavado de manos, el uso de mascarilla, el distanciamiento social y demás normas relativas y acostumbrarnos a la ‘nueva normalidad’. El cuidarme para cuidar a los demás, se vuelve un imperativo y una exigencia de vida.

En este partido contra el covid 19 estamos todos, somos un equipo y cada uno debemos cumplir lo que nos corresponde.  #ComuniquemosEsperanza

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Carta de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe