Hace poco escuché la exposición de Francisco Chamberlain SJ sobre el Papa Francisco, lo presentó como una persona que ha tenido un pasado un poco autoritario y rígido; y que también ha tenido, más que una conversión, una metanoia, palabra griega que expresa no solo un cambio de mirada, sino un cambio de camino en su vida. El Papa Francisco es hoy es una persona firme, sensible y misericordiosa.
El Papa Francisco desea que también nosotros cambiemos de camino. En ello está poniendo toda su energía, su fe, su entusiasmo. Nos invita a movilizarnos, nos invita a todos -no solo a los católicos- a realizar esa metanoia, cuya clave es la mirada a los pobres, a los que sufren, a los otros.
Este es uno de los aspectos que más me gusta del Papa Francisco, su llamado no es solo a los creyentes, sino a toda la humanidad. No solo quiere que la iglesia, o sea nosotros los creyentes los que queremos seguir a Jesús de Nazaret optemos por los pobres; sino que toda la humanidad vuelque su mirada y sus opciones hacia el dolor humano, hacia el que sufre, al que es excluido de los bienes de la sociedad; que volquemos nuestra mirada y nuestras opciones también hacia el dolor de nuestro planeta tierra «nuestra casa común». Nos invita a que desarrollemos algo muy humano y que llevamos dentro: la ternura, la misericordia, la compasión.
Esto que suena tan sencillo, es revolucionario, es contracultural. Nos llama a dejar nuestros lugares de confort para ponernos en marcha, para caminar, para cuidar a los débiles, para cuidar la naturaleza; y a los que somos creyentes, para cuidar también nuestra relación con Dios. Al estilo de Jesús que transformó el mal en bien.
En ese cuidado -nuevo paradigma- nos dice que la «reconciliación es hoy el clamor más fuerte de la humanidad», pues el «fruto maduro de la reconciliación es la paz». La paz que es anhelo, es don y tarea. La paz se hace presente en la reconciliación y la justicia que incluye el cuidado del ambiente. Paz que es el estado en donde todos los seres humanos nos reconocemos y nos relacionamos como iguales, estado en que garantizamos los derechos de todos.
El liderazgo del Papa Francisco resulta significativo en medio de una aguda crisis de liderazgos a todo nivel, especialmente a nivel político. Crisis de nuestros líderes políticos, ex presidentes, congresistas, presidentes regionales u otros cercanos y que bien conocemos. Crisis de liderazgos a nivel internacional, tenemos a Trump, Putin, el presidente de Corea del Norte.
¿Hacia dónde nos llevan esos liderazgos? ¿No es cierto que tememos lo peor para el mundo? Estamos desangrándonos en guerras absurdas. ¿No hemos generado nuevos tipos de esclavitud como la explotación laboral, la explotación sexual, la trata de personas, la venta de órganos humanos? ¿No hemos depredado el ambiente hasta reconocer plomo en la sangre de nuestros niños?
¿Hacia dónde nos lleva todo esto? ¿Qué líder político nacional o internacional cuestiona esta forma de vida que nos destruye? La voz del Papa Francisco se oye como una voz profética, una voz audaz, una voz que cuestiona conciencias, rompe inercias, empuja a la acción.
El Papa Francisco centra su dinamismo en la Palabra de Jesús. Jesús reunió a los doce y les dio el poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. «Los envió para proclamar el Reino de Dios y curar enfermos (…) Ellos se pusieron en camino». (Lc 9,1-6) «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores, pero no así entre ustedes, sino que el mayor entre ustedes sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve… Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve» (Lc.22,24-27).
Por ello el Papa Francisco no se cansa de denunciar «a los que se enriquecen mágicamente», «a la lacra de la corrupción», pues manifiesta, «la política es ante todo servicio», «la política es una de las formas más elevadas de la caridad». Alienta a rehabilitar el servicio público de la política para «fomentar el sentido interior de justicia, benevolencia y de servicio al bien común».
Nos llama a caminar haciendo el bien con la confianza puesta en Dios que nos fortalece para colaborar en la sanación de corazones y de nuestro mundo roto y a la deriva. Pongámonos en marcha.
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Iniciativa Eclesial 50° VAT II
Compartido por Diario La República, Perú.