Raúl Pariamachi ss.cc.- Estamos a solo seis meses de la visita del papa Francisco al Perú (del 18 al 21 de enero del 2018), quien llegará a Puerto Maldonado, Trujillo y Lima; es posible imaginar al menos tres escenarios de su estadía en tierras peruanas.
Un escenario religioso
El papa Francisco viene de visita apostólica, como pastor universal de la Iglesia católica más que como jefe de estado de la Ciudad del Vaticano. El primer escenario es el conjunto de mujeres y hombres que vivimos en el Perú, que sabemos que la cercanía del Papa nos recordará que siempre tenemos motivos para amar, perdonar y luchar, que podemos sobreponernos al egoísmo, el sufrimiento y la injusticia. Francisco es un pastor que con palabras sencillas toca los corazones de las personas, que con gestos simbólicos hace visible que Dios no se olvida de su pueblo. Me parece que este sentido religioso no debe ser desvirtuado por algún punto de la agenda de la visita, por ningún protagonismo de las autoridades civiles o eclesiales, ni por ninguna manipulación de grupos de presión (sean de adentro o de afuera de la Iglesia peruana).
Un escenario social
El escenario religioso no significa olvidar que el papa Francisco viene a un país con desafíos sociales, culturales, políticos, económicos y ambientales. No es casual que el Papa visite Puerto Maldonado, donde se encontrará con las poblaciones amazónicas, en una zona que sufre no solo la devastación de la selva, sino la trata de las personas en el comercio sexual y la corrupción de los malos policías, fiscales y jueces. No es casual tampoco que el Papa visite Trujillo, donde se acercará a tantas personas que han sufrido las consecuencias de los recientes eventos naturales. Por supuesto, en la capital del Perú no ignorará que necesitamos una vía de entendimiento entre los peruanos, que estamos indignados por la degradación de los políticos y la avaricia de los empresarios, como se ha comprobado en los casos del grupo Odebrecht y la galería Nicolini.
Un escenario polémico
El papa Francisco vendrá a un país donde vivimos al menos dos situaciones que son representativas de los conflictos religioso-políticos en el Perú. La primera situación está dada por quienes critican la ideología de género a partir de la inclusión del enfoque de género en el currículo educativo. La segunda situación está dada por quienes exigen sanciones para los miembros del grupo católico Sodalicio que abusaron sexualmente de menores. En el primer caso, el desafío consistirá en defender los valores de la persona y la familia, sin alimentar los intereses religiosos y políticos de sectores conservadores de las iglesias evangélicas y la Iglesia católica. En el segundo caso, el desafío consistirá en escuchar a las víctimas que exigen ser reparadas, sin alimentar los intereses de quienes desearían publicitar la imagen de solo una Iglesia vergonzosa.
Faltan seis meses, tenemos tiempo para preparar esta visita del papa Francisco; es una tarea exigente tanto para las mujeres y los hombres de a pie en el país, como para los organizadores por parte de la Iglesia y del Estado.
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